Fue el primer presidente del Consell Preautonòmic del País Valencià -antecedente de la actual Generalitat- tras la reinstauración de la democracia. Pero un año después de su elección, el 22 de diciembre de 1979, el político que había oficializado la bandera quatribarrada y la denominación de País Valencià dimitió del cargo, entregó el acta de diputado socialista por Valencia y devolvió el carné del PSPV. Luego regresó a la abogacía y más tarde, entró en la magistratura. ¿Y qué piensa hoy de la política este titular del Juzgado de Instrucción número 7 de Valencia, poco dado a los pronunciamientos políticos? "Si la autonomía valenciana desapareciera, nadie lo notaría. La Generalitat no es una institución que se haga presente", afirmó ayer Albinyana en el primer día del congreso Pensar València, ciclo que organiza en la Universitat de València el Bloc d'Estudiants Agermanats. Para redondear la boutade, Albinyana añadió que "la Generalitat actual no es necesaria, mientras que sí son necesarios el Ayuntamiento de Valencia o la Junta Central Fallera".

La reflexión es fruto de un profundo desencanto con la autonomía conseguida y desarrollada. "La Transición fue un fraude. No ha existido. No ha habido Transición real, sino un fenómeno de marketing político y de propaganda para disfrazar la realidad", dijo Albinyana. De hecho, pidió "perdón" al auditorio "por ser uno de los 350 diputados que aprobaron la Constitución". "La Carta Magna -agregó- no es la obra de la reconciliación nacional como dice la epopeya que nos han contado. Todo eso es un montaje; es falso, pura propaganda". Y centró su crítica en la rigidez de la Constitución para reformar su título preliminar, aquel que atribuye a las Fuerzas Armadas el deber de "garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional". "Es una vergüenza pública que el Ejército, que debería estar subordinado al poder político, sea el garante de una Constitución".

El presidente del Consell Preautonòmic entre 1978 y 1979 acusó a Adolfo Suárez de orquestar el estado autonómico "por un interés perverso electoral" y que sirviera de "café con leche para todos para diluir la reivindicación nacional". Por contra, Albinyana reivindicó ayer la necesidad y la "emergencia" de "un proyecto nacional que nos identifica [a los valencianos], y que nos identifica distanciándonos de la historia de España", dijo el expresidente, para quien los dos grandes partidos valencianos han alcanzado "el techo de la autonomía posible en el actual sistema".

Pero no todo es negativo. "La realidad actual constata el crecimiento de la sociedad civil y cultural valenciana por encima de la política. Hoy se habla mucho de País Valencià y de identidad valenciana de una forma que yo no he conocido nunca. Estoy convencido de que, si hay eternidad, Fuster, Estellés, Ovidi Montllor o Sanchis Guarner estarán muy felices de la herencia que han dejado atrás", subrayó Josep Lluís Albinyana antes de cincelar una declaración de principios: "El meu poble és aquell en el que demane coca i no em tanquen a la presó".