Con 86 años, Carmen, agarrada del brazo de Teresa, de 72 y ésta a su vez enganchada del de María, de 70, salieron un año más a tomar la calle para reivindicar que los derechos de la mujer tienen que ser visibles y reales. Con ellas, Amparo, de 69. "Hay que exigirlos en todos los ámbitos", afirmaba la octogenaria. Las cuatro amigas que no se pierden ni una edición del "8 de març" coinciden en su augurio: "El futuro, oscuro, bastante negro, hay demasiados mangantes". Sin embargo, Teresa matizaba con una sonrisa y un comentario de inteligente optimismo tan desolador panorama: "hay semillas, las semillas están..., van saliendo", decía con los ojos llenos de lucerillos.

El golpe de tambores de las cinco percusionistas de la Lesbian Band, en la cabeza de la manifestación, llamaba a sumarse a la marcha violeta que ayer paralizó y llenó la calle Colón de manifestantes, en pleno horario comercial. Una hora de fluir de personas, de exhibición de banderolas y de imaginativas pancartas sostenidas al alimón por las manos de hombres y mujeres, juntos en la misma exigencia de igualdad.

Empar, enfermera de 62 años, tampoco se pierde una: "Hay que salir a la calle siempre, siempre..., hasta que me muera. Es una cosa de sentimiento". Aunque la manifestante se quejaba de que faltaban chicas jóvenes, unos cuantos metros más atrás, otra Empar pero de 24 años, de Moncada, sostenía un cartel que decía: "Les dones son boniques a cada hora del dia sense tindre ke amagar-se sota el makillatge". Junto a ella, Amparo de 25, también dejaba claro sobre un cartón rotulado su propio testimonio: "Una mujer no siempre es: delgada, tiene vagina, quiere tener hijos, usa maquillaje, hace dieta, es femenina y le gusta cocinar".

A la marcha por el día de la mujer trabajadora no faltó nadie: ni L'estaca de Lluís Llach, con la que se entregaron a fondo las mujeres de Corales GRL, ni el propio Bárcenas que acudió con dos letreros, uno en el pecho y otro en la espalda, que decían: "Soy el PPuto amo y tengo un sobre para ti". El parecido físico del manifestante con el extesorero del Partido Popular era asombroso.

Tampoco faltaron los iaioflautas con su chaleco fluorescente pidiendo un mundo mejor para sus hijos y sus nietos. Una docena de dolçainers de Benimaclet y Micalet y la Murga de los Lunáticos de Valencia animaron un día de reivindicación y fiesta.