Enric Morera aprovechó ayer su presencia como invitado en uno de esos actos en los que la tasa de trajes y corbatas por metro cuadrado es superior a la de la calle, en esta caso el "Fórum Europa. Tribuna mediterránea", para lanzar dos mensajes de calado. Uno, más sutil, de puertas para adentro de Compromís y otro, más explícito, a la izquierda social. El artífice principal de las dos reinvenciones del valencianismo fusteriano, como Bloc y Compromís, dejó la sensación de que no quiere aferrarse al cargo y de que está cansado. En segundo lugar, marcó distancias con el PSPV al mostrarse refractario con la posibilidad de un tripartito de izquierdas en el Consell.

El coportavoz de Compromís lanzó señales de que no cavará trincheras contra Mònica Oltra para ser el cartel electoral a la Generalitat en 2015. Lo hizo con elegancia, valorando que haya quien quiera "asumir el compromiso de ponerse al frente" del proyecto. "No es agradable, es duro, es muy duro", confesó, tras explicar que él lleva "mucho tiempo" en primera línea política y ha pagado por ello "un precio personal muy alto".

Como contó este diario el miércoles, Morera es el más convencido en el Bloc de que un pulso con Oltra por ser candidato perjudicaría las expectativas de la coalición porque provocaría una fractura interna. Constatada la clara voluntad de Oltra de presentarse y conscientes como son en el Bloc del tirón de la marca "Mònica Oltra", la formación nacionalista está dispuesta a ceder, pero no sin antes cobrar la factura con fuerte presencia en las candidaturas, que se traduciría en encabezar las listas de Alicante y Castelló. La confección de listas se hará, dijo, de la forma más democrática.

En Compromís se está barajando un proceso de primarias en el que se votaría a un equipo en listas abiertas. La dirección sometería a refrendo un "ticket" electoral en el que, además del cartel a la Generalitat, habría dirigentes de los tres socios e independientes fruto de un acuerdo cocinado para las listas. La cuestión interna, en ausencia de Oltra y Mollà, planeó por el acto a raíz de una de las preguntas en el coloquio. En el guión que traía de casa, Morera negó cualquier complicidad con el PSOE, consciente de que la marea social arrastra al bipartidismo y a cualquiera que circule por los aledaños.

Ante el presidente de la patronal Cierval, José Vicente González, de la Cámara Comercio, José Vicente Morata, o empresarios como Emili Villaescusa (Consum) y personalidades como el presidente del Consell Valencià de Cultura, Santiago Grisolía, Morera consideró que un pacto entre PP y PSPV es "más factible" que entre socialistas y Compromís. "No hemos venido a este mundo a colocarnos", advirtió. "Lo diré en valenciano popular: no tenim amo". "Mi exigencia, si se dan las circunstancias [de un posible tripartito] será altísima en ese sentido", prometió.

Porque, para Compromís, "los gobiernos de PP y PSOE son responsables de tanto dolor y sufrimiento al incumplir su obligación de proteger a las personas, sobre todo a las más necesitadas". Puso como ejemplo la ley hipotecaria, "aprobada y aplicada" por ambos partidos. "Proponemos otros valores a los vigentes en los partidos que nos han gobernado", dijo, y "rescatar a las personas" en vez de "salvar el euro y los bancos". "Somos europeístas", pero entendiendo Europa, matizó, "como proyecto y marco de convivencia".

A PP y PSPV los culpó también de la quiebra de las cajas, donde "se han repartido las sillas". "No han entendido que los políticos han de hacer política en el Parlamento y en las cajas ha de haber personas capacitadas y con criterio", observó.

El síndic de Compromís en las Corts apostó por un "concierto económico responsable" para las comunidades, con una Agencia Tributaria Valenciana y "pactar con el Estado la contribución a los gastos generales y cómo pagamos nuestras necesidades sin endeudarnos más". Porque, recordó, la Generalitat necesita cada año 15.000 millones "y recibe del Estado 10.000".

Por eso, "el problema no son, por tanto, los 1.000 que no llegan por no reconocerse la población". Defendió que "contribuimos con más de 6.400 millones con la solidaridad con otros territorios de lo que pagamos en impuestos". De ahí que se impone un cambio radical del sistema de financiación, así como, concluyó el líder nacionalista, reclamar una deuda histórica que cuantifica en 11.000 millones.