La Banque Cial de Ginebra (Suiza) consideró "personas importantes" a los presuntos líderes de la trama 'Gürtel', Francisco Correa y Pablo Crespo, porque sus agentes supieron a través de internet que una de sus empresas, Special Events, había organizado la visita que el Papa Benedicto XVI realizó a Valencia en 2006.

Así consta en la declaración que el extrabajador de esta entidad Félix Gallego realizó el 23 de enero pasado ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, que se desplazó hasta Berna para tomarle declaración como testigo en la causa en la que se investigan las actividades de la red 'Gürtel'.

En su declaración, a la que ha tenido acceso Europa Press, Gallego señala que Correa y Crespo "tenían una actividad en el campo del marketing y la organización de eventos" y que la organización de un "acto tan importante" como la visita del Pontífice demostraba que eran "personas importantes" en España.

Correa y su lugarteniente, que presuntamente utilizaban como gestor de sus cuentas a Luis de Miguel y como testaferro a Antonio Villaverde, cerraron y vaciaron dos cuentas en esta entidad en 2011 ó 2012, según la declaración de Gallego, tras argumentar que tenían "necesidad de dinero en España" porque debían afrontar "deudas hipotecarias". Crespo salió de la cárcel en febrero de 2012 y Correa en junio de ese año.

Tras afirmar que en el banco conocían que ambos estaban imputados en la Audiencia Nacional, Gallego explica que la cuenta estaba "bajo vigilancia" y que "cada movimiento estaba controlado por el servicio jurídico", que debía "autorizar la transacción".

El gestor de las cuentas de los presuntos líderes de 'Gürtel' describe como "hombres honrados" a sus clientes. "Pablo Crespo era un hombre que yo consideraba tan honrado como los otros (...). Era en 2008 (sic), mientras en los periódicos españoles apareció el caso 'Gürtel', vi que el señor Pablo Crespo estaba en prisión, hice lo necesario para denunciar el caso ante la Oficina de Comunicación en materia de blanqueo de dinero", afirma.

Según Gallego, para abrir las cuentas, el banco realizaba una serie de controles y trataba de averiguar si los clientes eran honestos o no. No obstante, el agente de la Banque Cial reconoce que en aquella época eran "menos importantes". "Con los medios que tenemos al alcance tratamos de saber si una persona es honesta o deshonesta antes de abrir la cuenta. Si la persona parece correcta, el banco no tiene motivos para no abrirla", explica.