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Las fiestas pascueras han permitido a un grupo de amantes de la naturaleza salir al encuentro del "gallipato alcublano" que habita en charcas de la montaña del término de Alcublas (los Serranos). Los aventureros se citaron en la Ermita de San Agustín. En la primera balsa, el cuidador y conservador, autorizado, para la protección de los anfibios de las balsas alcublanas, Rafa Casaña, impartió una charla sobre el Triops cancriformis, el gallipato y el sapo corredor. Explicó que el Triops cancriformis, es un género de crustáceos, (fósil viviente) de 220 millones de años, que es, probablemente, la especie más antigua sobre la tierra. Posee un caparazón achatado que cubre la cabeza, un cuerpo segmentado y numerosas patas articuladas.

Del gallipato, denominado científicamente Pleurodeles walt, también llamado localmente "ofegabous", "cullerot" y venancio, explicó que es un anfibio provisto de cola, que posee ojos prominentes, piel de color grisáceo y que en sus dos costados presenta unas protuberancias de color amarillento por medio de las cuales saca las costillas que es un mecanismo de defensa. El mecanismo de defensa de este anfibio solo se hace efectivo si se siente molestado. En otra balsa de dimensiones más grandes, Rafa Casaña mostró dos recipientes: uno con varios gallipatos, y otro con una pareja de sapos corredores en posición de amplexo (apareamiento).

El gallipato es como una lagartija pero de agua. Su cuerpo es de color grisáceo. Realmente es un tritón, el más grande de la fauna ibérica y puede llegar a alcanzar hasta 30 cm. de longitud desde el hocico hasta el extremo de la cola. Es muy carroñero y se alimenta de materia en descomposición. Habita en pozas que se utilizan para el riego, pantanos, charcas, balsas, de la mitad sur de la Península, desde la Comunidad de Madrid hasta Andalucía. En sus dos costados presenta una línea de nueve protuberancias de color amarillento que cuando un depredador lo engulle, el gallipato activa su mecanismo defensa y protruye en la piel sus costillas puntiagudas asomándolas al exterior, pudiendo causar dolor al predador. También su cuerpo puede adoptar una posición rígida para defenderse.

Una asistente preguntó: ¿Por qué los sapos corredores se denominan así? La respuesta es porque los Epidalia calamita, para desplazarse, gatean o corren en vez de dar pequeños saltos. Esta especie tiene dispuestas las glándulas parótidas en ambos lados del cuello, casi paralelas. Y tiene una librea (color de la piel) nupcial preciosa. Son inofensivos, pero después de su manipulación hay que lavarse las manos.