La familia de Rumen Iliev Tomov, el ciudadano búlgaro muerto de un disparo en la espalda el pasado domingo tras evitar el robo de naranjas en un campo de Cheste, está reuniendo dinero para poder repatriar el cadáver del jornalero asesinado. En Bulgaria le esperan su mujer y sus dos hijos pequeños, de cuatro y doce años, a quienes pretendía traerse a España tan pronto como cuando hubiera podido reunir una cantidad suficiente para poder mantenerlos, según explicaron sus familiares. Ese viaje ya no se hará nunca. En su lugar serán los restos mortales de Rumen los que regresen a su país natal.

Sus hermanos explicaron que ayer todavía no les habían entregado el cuerpo, que permanece en el Instituto de Medicina Legal de Valencia, pero que ya tienen pensado viajar a Bulgaria con él para reunirse con sus hijos y darles la triste noticia en persona.

La Guardia Civil sigue buscando al autor del tiroteo y a sus cómplices, de nacionalidad española, después de que el testigo haya dado una precisa descripción del hombre que disparó contra su primo y acabó con su vida.

Por su parte, Juan Manuel Olivella, presidente del Gremio de Guardas de Campo de España (Fedguar), criticó ayer que son muchos los agricultores que contratan a su propios jornaleros para que desempeñen labores de vigilancia en el campo, lo que supone "un peligro" y una infracción grave a la Ley de Seguridad. "Llevamos cinco años denunciando esta situación, los agricultores no pueden contratar a sus jornaleros para que vigilen por ahorrarse un dinero, no tienen los conocimientos y los medios adecuados", asegura.