Los robos en el campo valenciano han aumentado en torno a un 20 % entre enero y marzo de 2013 con respecto al primer trimestre del año pasado, según la estimación realizada ayer por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), que fundamenta este cálculo en el incremento del número de denuncias y quejas que presentan los agricultores tras los robos sufridos para poder cobrar el seguro de las cosechas.

En plena ola de indignación del mundo agrario por la inseguridad reinante, desatada tras el asesinato del vigilante de una finca de naranjos de Cheste en la que unos ladrones querían robar, AVA quiso alertar del perjuicio económico in crescendo que ocasiona este vandalismo peligroso en el sector agropecuario valenciano. Hace dos años estimaron que los hurtos de frutas y hortalizas y los asaltos a instalaciones de riego en busca de cobre provocaban daños por valor de 15 millones de euros. Si la tendencia no se frena, advierte la asociación agraria, el impacto de los robos podría rondar los 20 millones de euros durante 2013 en un sector ya de por sí castigado por la caída de precios y su escasa -en muchos casos nula- rentabilidad.

De hecho, sólo 40 días antes de producirse el asesinato del vigilante búlgaro, AVA ya exigió un "plan de choque" para frenar la oleada de cientos de robos que está asolando el medio rural. A juicio de la organización agraria, el problema de la delincuencia en el sector agropecuario valenciano "está alcanzando este año cotas sin precedentes". "Quizá sea la crisis económica la que está contribuyendo a disparar el número de robos, pero lo que está claro es que no podemos seguir así", ha advertido el presidente de AVA, Cristóbal Aguado.

La impotencia y la sensación de impunidad reinan en el campo. ¿Quién guarda algo de mínimo valor en las casetas de aperos?, ¿quién se atreve a cultivar verduras u hortalizas para consumo familiar sin tener el campo vallado? Y ya no es sólo la molestia, el incordio, la indignación, el susto o la preocupación. Con esta escalada de robos, que no parece tener freno ante el aumento de "mercados paralelos", fru?te?rías "low cost", puestos ambulantes o incluso almacenes que se abastecen de frutas y hortalizas robadas, la economía agraria se resiente. Ya no es una anécdota. Los robos representan un agujero cada vez más preocupante en la cuenta final de los titulares de una explotación agraria. Por los daños ocasionados (reparación de casetas), por las medidas de prevención a las que obligan (vallado, vigilancia) o por el valor de las cosechas y el material robado. En opinión de La Unió de Llauradors i Ramaders, el incremento de los robos, junto a la crisis de precios que sufre el campo y los altos costes de producción, "pueden ser algunos de los principales factores que provocan el hastío y el abandono de los agricultores y ganaderos en la Comunitat Valenciana".