La Cámara, con el voto del PP, eliminó en febrero seis comisiones pero las portavocías de los órganos liquidados sobreviven, asignadas a los foros que han pasado a asumir las respectivas competencias. Es la versión parlamentaria del lampedusiano «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie». Una consecuencia de ello es que las portavocías sectoriales se han multiplicado todavía más. El plus de comisión (584 euros) se cobra una vez por estar en la mesa de al menos uno de estos órganos u ostentar una portavocía. Cabría pensar que cada comisión tiene un portavoz. Pues no. Los normal es que tengan varios en función de las diferentes submaterias que engloben, y su número se ha disparado al asumir competencias de las comisiones extinguidas. La proliferación de portavocías y la supervivencia de las correspondientes a foros suprimidos permiten obrar el milagro de los panes y los peces en las Corts: Cargos a tutiplén para que nadie se quede sin el plus de comisión.

Como ejemplo, Derechos Humanos y Tercer Mundo ha legado las dos portavocías sectoriales, una para cada área, que en el PP ocupan Rambla y Esther Franco, respectivamente. La popular Mayte Parra llevará Política Lingüística en la comisión de Educación mientras la socialista Modesta Salazar se lleva Mujer a la comisión de Política Social. Portavocías hay de todo: Agua, Coordinación, Consumo o Vivienda, asignada ahora en el PP a Elisa Díaz, hija de Díaz Alperi.