Los cabecillas de la trama del caso Blasco presionaron a los testigos clave de Estados Unidos días antes de que llegara la juez a Florida. Una de las empleadas del empresario encarcelado Augusto César Tauroni reveló a su mujer que la juez iba a volar a Estados Unidos tras recibir la citación del FBI. La reacción de la compañera sentimental de Tauroni, Alina Indiekiekina, fue contactar con Julia Valdés, testaferro del empresario, para pedirle que pusiera orden y que tranquilizara al resto de testigos.

La magistrada Pía Calderón, como reveló Levante-EMV, se desplazó en noviembre a Estados Unidos para tomar declaración a una decena de personas que trabajaron con Tauroni y visitar los dos pisos de lujo que el empresario se compró en Cayo Vizcaíno, una de las zonas más exclusiva de Miami. Los testigos eran las testaferros de Tauroni en Estados Unidos, los responsables de la inmobiliaria que le vendió los pisos, los contables de las empresas que abrió y el contratista que iba a hacer el hospital de Haití. El viaje era secreto para evitar que los cabecillas de la trama condicionaran las declaraciones de los testigos porque la juez quería aclarar los supuestos pagos al exconseller Rafael Blasco.

Sin embargo, Blanca Luna -una de las contables de Tauroni en Estados Unidos- contactó con Alina Indiekiekina tras recibir una carta del FBI emplazándola a comparecer ante la magistrada. La testigo reconoció su imprudencia cuando testificó ante la juez. "Cuando me llevaron la carta, le mandé un correo electrónico -a la mujer de Tauroni- diciéndole que honestamente no sabía lo que estaba pasando. Yo me sentí mal. No entendía lo que estaba pasando, pero si alguien del FBI va a mi casa a llevarme una carta debe ser una cosa muy grave", declaró la testigo.

La pareja de Tauroni le contestó al correo asegurándole que "estaba siendo sometido a una venganza política. Que tenía muchos enemigos".

Julia Valdés confirmó a la magistrada que Alina Indiekiekina acababa de contactar con ella. "Me llamó hace dos sábados para decirme: "Por favor, habla con Blanquita que está muy nerviosa"". La testaferro del empresario encarcelado añadió: "Cuando cogí la llamada estaba llevando a mi hijo a la escuela. Le dije: "Mira, estoy terminando una actividad de la escuela, no puedo hablar contigo"". Julia Valdés reconoció que los cabecillas de la trama habían contactado con más testigos. "Es verdad. Nos están llamando a casi todos o a todos", apuntó. La testaferro indicó que Alina Indiekiekina insistió otras veces, pero ella ya no le respondió a las llamadas.

Respuestas sin sentido

La revelación de las presiones que recibieron los testigos puede ayudar a entender las respuestas que dieron algunos de ellos y que los responsables de la investigación consideran ilógicas. El viaje a Estados Unidos de la comisión judicial se precipitó por un correo que Tauroni le envío a Irene Navarro, su exnovia de juventud y testaferro en Estados Unidos cuando se produjeron las detenciones. El mensaje electrónico supuestamente revelaba pagos al exconseller Rafael Blasco a través de firmas estadounidenses. En el correo, Tauroni le advierte a Navarro de que se les "pasa el arroz" porque tienen pendiente "al conejo de tres meses".

La juez y el fiscal Anticorrupción, Vicente Torres, incidieron mucho durante el interrogatorio a Navarro en el significado del correo electrónico. La testigo contestó que no sabe que significa esa frase y que no conocía al "conejo", identificado por la policía como Rafael Blasco. "Si estáis pensado que el conejo es Rafael Blasco, no tiene nada que ver. Lo juro, ¡no!", contestó. Tras varias intentonas más, Navarro se mantuvo en su afirmación y señaló que Tauroni se podía referir a que tenía prisa.

Por otra parte, la contable Blanca Luna admitió que continúo trabajando para Tauroni después de que ingresara en prisión porque se creyó la versión que lanzaron desde un primer momento los responsables de la trama de que era una venganza política. "Tras ser detenido puse a su mujer como responsable de una de las empresas. Él renunció a la presidencia por carta. Yo no sabía lo que estaba pasando y Julia Valdés me dijo lo de la venganza política. Entonces, como creía que era un problema político seguí trabajando con él", apuntó.