La ratificación por el Tribunal Supremo del veredicto de no culpabilidad del jurado popular al expresidente de la Generalitat, Francisco Camps, y al diputado Ricardo Costa, en la causa de los trajes ha desenterrado el debate interno en en el PP de la Comunitat Valenciana sobre qué lugar debería ocupar el exjefe del Consell una vez el proceso por cohecho impropio se ha cerrado de forma definitiva. Desde que Camps dejó la presidencia de la Generalitat hace casi dos años ha ido perdiendo apoyos y lealtades. Ahora bien, todavía existe un reducido sector en el partido cercano al expresidente que espera una reacción por parte de Presidencia de la Generalitat.

Es más, esta corriente a la que se unen también otras voces autorizadas en el partido, confían en que la decisión del alto tribunal lleve a Alberto Fabra a hacer un gesto que sirva para rehabilitar la figura del expresidente. Las relaciones entre Camps y Fabra se enfriaron sobremanera durante el juicio de los trajes. El expresidente se sintió abandonado por su sucesor, quien, según fuentes del entorno de Camps, ni si quiera lo llamó para darle ánimos. Las heridas han seguido abiertas y las relaciones entre ambos han sido prácticamente inexistentes. En noviembre del año pasado, Fabra y Camps comieron juntos, pero la cita no sirvió para acercarles. De hecho, no tuvo continuidad. En alguna ocasión, Camps ha comentado en algunos círculos privados, que sus aspiración es ayudar en el partido y contribuir con su experiencia a la gestión en el Consell. En este contexto, los campsistas piensan que la actual cúpula del PPCV debería aproximarse al expresidente e incluso organizar algún acto oficial con él de protagonista, una suerte de homenaje para resarcirlo moralmente.

La pretensión, sin embargo, parece abocada al fracaso. Camps tiene demasiados frentes abiertos en su etapa como presidente, escándalos algunos de ellos investigados por los tribunales, que enturbian su legado. Existe el convencimiento en la actual dirección del PPCV de que Camps resta más que suma en un momento, además, tan complicado para la formación de la gaviota. La opinión generalizada, incluso entre los campsistas, es que Camps está amortizado, aunque el PPCV no descarta movimientos.

Mientras Camps ayer seguía callado, uno de sus principales apoyos, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, salió en su defensa. "No puedo estar más contenta. No voy a decir tanto como Camps pero casi, al menos, como la familia de Camps sí", afirmó. Barberá recordó que "desde el primer momento defendió la honestidad de Camps como presidente, militante, persona y amigo". Añadió que con la decisión del Supremo se ha demostrado "una persecución que no tenía ningún fondo real". Barberá exigió a los diputados socialistas firmantes de la denuncia contra Camps que pidan perdón, paguen las costas y se vayan de la política. Sobre el futuro de Camps, indicó que debe decirlo él.