Un total de 188 presos de más de 60 años cumplen condena en los siete centros penitenciarios de la Comunitat Valenciana. La mayoría -169- duerme entre las rejas de la cárcel de Picassent por delitos de violencia machista, agresiones sexuales o estafa. El último condenado de más de sesenta años de Picassent es un vecino de Puçol que mató a cuchilladas a su mujer en septiembre de 2011 y que la semana pasada fue hallado culpable por un jurado popular en la Audiencia de Valencia.

Los jubilados que cumplen condena suelen ser personas de buena conducta, sin problemas con las drogas y poco agresivas. La avanzada edad de los reclusos influye en la posibilidad de abandonar la prisión antes de tiempo. El Código Penal y el reglamento penitenciario permiten la posibilidad de valorar la conveniencia de conceder a un recluso el tercer grado cuando supera los setenta años, aunque en las prisiones valencianas hay presos octogenarios.

Cada interno cuesta de media al Estado 25.000 euros, 68 euros al día. Tener más de sesenta años no supone un mayor coste ya que los internos que acarrean más gastos son los que necesitan tratamiento farmacológico para el VIH.

El porcentaje de reclusos jubilados ha pasado del 0,9% en 1985 al 3%, pero sigue siendo la franja de edad más reducida. La mayoría de los reclusos encerrados en la Comunitat Valenciana tiene entre 31 y 40 años. En total hay 2.362 presos que están en la treintena y que han ingresado en prisión por delitos de narcotráfico.

Casi un tercio de los internos de las prisiones valencianas nacieron fuera de España. Casi todos cumplen condena por delitos relacionados con el tráfico de cocaína y por robos violentos. En total hay 2.080 presos extranjeros, 1.960 hombres y 120 mujeres.

Las cárceles valencianas están saturadas a pesar de la apertura de la prisión de Albocàsser. Según la última estadística oficial, los siete centros penitenciarios de la Comunitat Valenciana encierran a 7.326 internos. El portavoz de la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip), Alberto Téllez, advirtió de que la situación es especialmente complicada y peligrosa en la cárcel de Picassent, que tiene 2.424 reclusos. El problema es que la crisis ha retrasado los plazos de apertura de la prisión de Siete Aguas, que estará terminada en 2016.