Pérez Casado defiende con firmeza las bases culturales que propuso en sus mandatos, aquellas convocatorias «del Mediterráneo» que recibían encendidas críticas, y hoy es él quien cuestiona la política de grandes eventos practicada por el PP en los últimos años: «La estupidez reiterada solo ha conseguido una ciudad aislada, colgada de las sucesivas cucañas mediáticas, de evento en evento, sin más conexión exterior que la que puedan proporcionar unos segundos de televisión como único consuelo».

Se extiende el exalcalde en la Copa del América, en la que ocupó entre 2005 y 2007 el cargo de comisionado del Gobierno, nombrado por Jordi Sevilla. Asegura que la participación de la Administración central contribuyó a confundir a los ciudadanos sobre el papel de los socialistas, y lamenta lo que llama «desafío entre señoritos, ricos y famosos» pagado con dinero de los contribuyentes. Asegura Pérez Casado que se interesó por «las condiciones en las que se había producido un evento deportivo idéntico en San Diego, California», siendo informado de que «ellos habían cobrado por el uso de las instalaciones portuarias y por las molestias ocasionadas a causa de la ocupación de los campos de regata en el mar», concluyendo con pena que el Gobierno de Zapatero «había adoptado el proyecto, y de un modo poco reflexivo en lo que concernía a los compromisos económicos „todos del Estado„ y a los protagonismos políticos „todos para el PP„. A este respecto, y tras mostrar respeto por contadísimos representantes políticos de la derecha, como Joaquín Muñoz Peirats y muy pocos más, Pérez Casado señala que «el victimismo de la derecha, tan prudente en sus negocios como desventurada en los colectivos, arroja el desprecio sobre la izquierda (...) que nunca arriesga sus recursos propios y que, en todo caso, cuando reclama los públicos lo hace para obtener más beneficios, ya se trate de plusvalías inmobiliarias o ganancias a corto plazo de regatas o carreras de Fórmula 1».