Cualquier día de estos, unas pocas decenas de valencianos recibirán en su buzón un sobre misterioso. Por fuera parece como todos. Pero nada más abrirlo emergerá otro sobre escondido con el membrete de la Nunciatura Apostólica en España y tres palabras en latín: "Sub secreto pontificio" (bajo secreto pontificio). Al rasgar el sobre aparecerá una completa encuesta de varias páginas con preguntas para que el destinatario examine a tres personas: la terna de candidatos que aspiran al cargo de obispo auxiliar de la archidiócesis de Valencia para suplir la marcha de Enrique Benavent tras ser elegido por el papa obispo de Tortosa.

La terna de candidatos es propuesta por el arzobispo al Vaticano. Pero Roma es la que decide al elegido. Y para ello, primero se informa exhaustivamente sobre los posibles aspirantes mediante consulta secreta y por escrito a algunos cargos relevantes de la diócesis, sacerdotes rasos e incluso a laicos de referencia en el ámbito eclesiástico.

Entre el centenar de preguntas que recogen las encuestas figuran datos básicos sobre los aspirantes y cuestiones muy concretas. "Se preguntan aspectos personales como si el candidato tiene pleitos con alguien, si mantiene deudas con Hacienda, qué tipo de carácter tiene, de qué nivel son sus estudios o cómo es percibido y valorado por la gente cercana", cuenta una persona de la diócesis que en alguna ocasión ha respondido a estas encuestas encargadas por el Vaticano. "Luego te piden que, si has rellenado el cuestionario con ordenador, destruyas el archivo. Y si lo has hecho de forma manual, que no quede rastro. Es todo secreto pontificio y ni siquiera puedes decir que has participado en uno de estos cuestionarios", añade la misma fuente.

En los círculos eclesiásticos, especialmente inquietos en estos tiempos de mudanza, insistieron ayer en que todavía no hay "rumores de ángeles". Es decir: que las encuestas vaticanas aún no han llegado a Valencia. No obstante, parece solo cuestión de tiempo. En el acto del viernes en el que Osoro anunció la marcha de Enrique Benavent, el prelado cántabro dijo una frase clave: "Cuando regalas lo mejor, también esperas regalos abundantes. Espero que esto sea así". A nadie pasó desapercibido que era una forma elegante de reclamar la llegada de un obispo auxiliar a una diócesis -la segunda más grande de España- que, tras la marcha de Esteban Escudero en 2010 y de Enrique Benavent ahora, se ha quedado sin prelados auxiliares por primera vez desde 1969-1971, cuando eso mismo le pasó al arzobispo José M.ª García Lahiguera.

¿Cuál será la terna enviada por Osoro? Al margen de la precaución que requieren estos casos, todos los consultados coinciden en la posible presencia de dos hombres clave para el arzobispo. Uno es Vicente Fontestad, vicario general nombrado por Osoro en junio de 2009, solo dos meses después de tomar posesión de la diócesis. Tiene 56 años y nació en Foios. El otro es Javier Llopis, actual vicario de evangelización, un puesto clave en la diócesis. Nació en Gandia hace 49 años y tiene experiencia pastoral y dotes de comunicación. "También podría salir del seminario o de la facultad de teología", añade una fuente. "O ser dos obispos auxiliares en base a dos ternas", apunta otra fuente. Más pronto que tarde, Roma decidirá.