La noticia sobre el curso de formación que Fabra tenía previso recibir con cargo a los presupuestos de la Generalitat generó ayer malestar en la filas populares al entender que se trataba de un error y que ocasionaba un golpe gratuito a su imagen pública. Lo cierto es que Fabra estuvo ayer en boca de todos. El asunto trascendió de las fronteras de la Comunitat Valenciana y fue objeto de chascarrillo y análisis en tertulias y programas de radio y televisión. Los más veteranos se preguntaban por qué Fabra no había acudido al partido para que sufragara el curso, una práctica que sí ha sido habitual en otros tiempos. Muchos dirigentes del PP han recibido cursos de oratoria e imagen en el partido.

En la dirección nacional del PP, por ejemplo, existe un departamento de telegenia y retórica donde se enseña a los dirigentes a hablar en público y mejorar sus dotes oratorias. Las fuentes consultadas, conocedoras del funcionamiento del partido y de la administración popular, aseguran que no recuerdan que la Generalitat haya celebrado contratos de estas características. Otros dirigentes del PP aludían al hecho de que una cosa es aprender técnicas de imagen y otra contratar un coacher para reforzar la personalidad.

La polémica llega en un mal momento para Fabra, ya que precisamente el PP está volcado en la proyección de su liderazgo con motivo de su aniversario al frente del partido y el ecuador de la legislatura. En una semana, el PPCV celebrará en Castelló una convención política precisamente para lanzar nuevas ideas pensando ya en las próximas elecciones. Fabra se ha labrado estos años de dificultad económica una imagen de político austero.