¿Hacia dónde lleva la Unión Europea a sus ciudadanos con las políticas de recortes?

Creo que vamos a un fracaso. Muchos de nosotros lo sabemos, porque el método de la Comisión Europea no es soportable. El Estado Social no está agotado realmente, es un mecanismo de organización global de la sociedad. ¿Piensan que la gente mantendrá la salud si eliminamos la sanidad pública? En mi país plantean que la jubilación a los 62 años pase a los 67. ¿Qué va a hacer la gente entre los 60 y los 67? ¿Estas personas trabajan? No. Los ciudadanos que no pueden acceder a la jubilación no tienen nada, caen en la pobreza, se destruyen ellos mismos. Además no trabajan. Las cuentas de la jubilación estarán saneadas, pero no las sanitarias y las del paro. En ningún lugar del mundo funciona este modelo.

¿Por qué?

La deuda, que es el origen de los supuestos problemas, nadie la va a pagar. Es impagable. Nos comportamos cómo si la fuéramos a pagar y abonamos cada mes los intereses. Es una locura. Hay que elegir otra vía. No es solo porque defienda un punto de vista comunista o radical. Desde la visión capitalista esto es una locura. El Banco Central Europeo debe comprar la deuda de los estados y de las autonomías. Nos dicen que habrá inflación, ¿pero cuánta? Hay que preguntarlo. No lo saben. Yo lo sé, cinco o seis puntos de inflación, pero se puede vivir con ello. No es verdad que no haya otra salida a la que nos imponen. Nos está costando la democracia. Para imponernos esta política están quitándonos la democracia. Nosotros utilizamos para definir esto la palabra «austeritaria», una mezcla de austeridad y autoritarismo.

¿Todavía cree en Europa?

De siempre. El movimiento obrero y los progresistas, desde Víctor Hugo, han pensado en construir una Europa Unida. No es la primera vez que se intenta la unificación. Los romanos fueron los primeros. ¿Por qué fracasaron los anteriores intentos? Porque no se preguntaba nada al pueblo. Y es lo que está pasando ahora; no se tiene en cuenta al pueblo, se organiza desde arriba, con un proyecto ideológico y cerrado. Y se nos intenta presentar como la única salida de construir Europa. Creo en Europa, pero ya basta de chantaje. Estamos hartos. Al que no le gusta la política liberal está contra la UE. El debate público se plantea de una manera polarizada.

¿La solución será cambiar esa Europa?

Esto no se puede cambiar, hay que refundarlo totalmente. Como no quieren entender nada esperamos el día del fracaso; seguro, como fracasó la troika latinoamericana con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en Venezuela o Bolivia. Ahora hay un hecho nuevo, el gran mercado transatlántico. Durante más de diez años se ha preparado un tratado entre la Unión Europea y EE UU par impulsar un mercado conjunto. De esto todo el mundo tiene la boca cerrada y en breve se aprobará. Los socialdemócratas y la derecha lo han votado a favor en el Parlamento Europeo.

¿Y este mercado transatlántico cómo afectaría a los ciudadanos?

Un mercado único entre Estados Unidos y Europa significa nuestra anexión a los norteamericanos. Los EE UU no van a hacer normas comunes para que no haya carne hormonada o pollos que venden lavados con lejía. Esto entra en la teoría general del «choque de civilizaciones», que es el acompañamiento del gran mercado. Al final, los americanos hacen esto para no perder la primera plaza de la economía mundial. Cuando les pase eso, el dólar ya no valdrá nada. Están atemorizados.

Este planteamiento que hace es catastrófico para el ciudadano...

Sí. Si la gente no vota para echar a los responsables esto será terrible. Habrá guerra entre los estados. Si hay alguien que explica cómo se salió de una crisis similar a ésta sin un conflicto que me lo explique. En América latina fue gracias al cambio, con políticas de izquierda. Y eso los capitalistas no lo aguantan e intentan matarlos. Eso es el mundo real. Lo que está pasando en Europa es totalmente irracional.

Y con este panorama que pinta, ¿dónde queda la socialdemocracia? François Hollande era la esperanza de los españoles para cambiar el rumbo de la UE.

Es natural que la gente pensara eso de un socialdemócrata francés, porque en Francia esta ideología tenía relación con los comunistas y los verdes. Pero Hollande forma parte de la Tercera Vía que impulsó Tony Blair, Schröeder, Papandreu y Massimo D’Alema, que renunciaron a cambiar la sociedad de la mano de los trabajadores. La socialdemocracia no sabe salir del marco nacional y ha renunciado a cambiar. Se han puesto al servicio de las dinámicas del capitalismo, hasta el punto de cambiarse el nombre. Los primeros fueron los italianos, que pasaron de Partido Comunista a Partido de la Izquierda, para denominarse después Partido Democrático y ahora gobiernan con la derecha. Hollande es lo mismo. Fue él el primero que escribió en los 80 que ‘para ser moderno hay que ser demócrata y renunciar a la lucha de clases y al reparto de la riqueza’. Tras la campaña electoral, donde decía ser de izquierdas, y ganar las elecciones de repente dijo que su política se basaba en la oferta. Eso nunca se había visto en la izquierda. Esto significa entrar en la competición con todos los capitalismos.

Mal pronóstico...

En realidad nos dirige una élite muy pequeña. El Gobierno de derechas alemán está en manos de los jubilados por capitalización, el 15 % de la población. Están solamente interesados en que los cursos de la bolsa estén muy altos y la moneda fuerte. Merkel hace la política para este bloque interesado en este modelo económico y con ello domina Europa. Lo que quiero decir es que Alemania es muy frágil, porque están envejeciendo y sus cuentas sociales se deteriorarán.