El Esquema de Temas Importantes (ETI) en el que debe fundamentarse el nuevo Plan Hidrológico del Júcar incluye una ficha específica para la «Recuperación de la conectividad longitudinal» de los ríos incluidos en la demarcación. Su inclusión es un buen ejemplo del alcance y del carácter marcadamente ecológico que inspira la Directiva Marco del Agua y que impide reducir el plan del Júcar a un simple reparto de litros de agua entre usuarios o comunidades autónomas, aunque a veces lo parezca.

La ficha constata la presencia de decenas de diques, algunos de ellos en desuso, que actúan como barreras transversales insalvables para la mayoría de las especies piscícolas. Su continuidad en las condiciones actuales supondría, según la CHJ, la «disminución del estado ecológico de las masas de agua por merma de las poblaciones piscícolas autóctonas», mantener la alteración del régimen hídrico natural y favorecer los «hábitats en zonas de remanso» que alteran la vegetación de ribera y «favorecen la colonización de especies alóctonas».

Además, la Conselleria de Medio Ambiente ha elaborado un Plan de Gestión de la Anguila, inspirado también en nuevos reglamentos de la Unión Europea, que obliga a hacer los ríos «transitables» para esta especie a la que las barreras formadas por las presas de riego e hidroeléctricas les impiden completar su ciclo reproductivo al no poder remontar los ríos. Por último, existe también una Estrategia Nacional de Restauración de Ríos, con aplicación en la Demarcación del Júcar, lanzada hace unos años por el Ministerio de Medio Ambiente.

Propuestas

La CHJ ha realizado un primer inventario de azudes que afectan a la continuidad de longitudinal de los ríos. Según fuentes de este organismo, «se van a proponer medidas para la recuperar la continuidad a corto plazo en un total de 77 azudes, de los cuales 18 están en desuso y 59 siguen prestando algún tipo de servicio».

«Si el azud está en desuso, se podrá proponer la eliminación de la obra...», se explica en la ficha, aunque la dinamita o las excavadoras no son la única opción. La CHJ debe valorar si recuperar un ecosistema compensa la destrucción del nuevo escenario creado por el azud o si el dique merece conservarse de acuerdo a criterios de patrimonio histórico o cultural.

Para los azudes en uso, la propuesta es la construcción de dispositivos para el paso de peces, generalmente escalas.

Aunque su eficacia es puesta en duda, las escalas no son algo nuevo en la Demarcación Júcar aunque si una rareza. En 1912 ya se construyó una escala en el dique de Cullera (imagen de la izquierda), para el paso de... salmones, que todavía remontaban el río atraídos por la calidad de sus aguas.

Además del presupuesto para el derribo de azudes o la construcción de las escalas„se han presupuestado casi 3,6 millones de euros„ derivar parte de los caudales hacia una escala puede generar el pago de indemnizaciones millonarias a los titulares de las concesiones, que ya han presentado alegaciones.