­Una veintena de voluntarios asistieron a la jornada formativa organizada por la Fundación Limne en el Tancat de Mília, un filtro verde situado en Sollana, para participar en un proyecto que pretende realizar un seguimiento de las poblaciones de murciélagos existentes en toda la demarcación del Xúquer para conocer su distribución y poder tomar medidas para su futura conservación.

Los promotores han estructurado las áreas de estudio en cuadrículas de un kilómetro cuadrado que se asignan a los voluntarios para que, con la ayuda de un detector de ultrasonidos, puedan conocer qué especies de murciélagos hay en la zona. Todas las áreas delimitadas están vinculadas a un punto de agua, ya sea una zona húmeda, una balsa o un río, y en ellas se establecen cuatro puntos de medición.

La primera «nit de les rates penades» convocada en Villanueva de Castellón se suspendió el viernes anterior por el mal tiempo, pero sí se realizó el sábado una primera toma de contacto en Sollana. «Tenemos unas buenas poblaciones de quirópteros y mucha diversidad, pero queremos conocer su distribución por la demarcación hidrográfica del Xúquer», explicó Sales Tomás, directora de la fundación, que inició este proyecto de voluntariado ambiental como una experiencia piloto en 2012 y que pretende desarrollarlo este verano. «Necesitamos más voluntarios, cuando más voluntarios tengamos, mejor», indicó, ya que el área de estudio delimitada es muy amplia.

La metodología para realizar el seguimiento es simple y permite que cualquier persona, sin ser ningún especialista, pueda participar en la iniciativa, según destacan los promotores de la iniciativa, mientras explican que los quirópteros se rastrean con un pequeño aparato denominado detector heterodino que «traduce» el sonido inaudible que generan los murciélagos cuando cazan, ya que los quirópteros emiten ultrasonidos para orientarse y localizar a sus presas. Cada especie tiene un tipo de llamada característica en cuanto a sonido, intensidad o frecuencia, que permite su identificación sin necesidad de capturarlos.

«El detector que usan los voluntarios del proyecto consta de una pequeña rueda graduada, que nuestros ´ciudadanos-investigadores´ giran enfocando a los murciélagos. Cuando oyen el sonido característico, apuntan a qué frecuencia lo han oído y sabiendo en qué franja emiten podemos saber qué especie o género de murciélagos tenemos delante», explican desde la Fundación Limne.

Cabe señalar que, en la sesión realizada en la reserva natural del Tancat de Mília, se localizaron algunas especies que ya se sabía que vivían este hábitat, pero también se localizó un murciélago rabudo «Tadarida teniotis» que, si bien es una especie común, «no se había detectado en el Tancat previamente».