El conseller Serafín Castellano abrió la puerta de la Generalitat a su amigo José Miguel Pérez Taroncher cuando el hoy titular de Gobernación ocupó la cartera de Sanidad. En el año 2000. Casi un tercio de los 7 millones que facturaron Construcciones Taroncher y Asociados, Jopeta Gestión de Patrimonios y Construcciones Pérez Taroncher corresponde a obras en el hospital La Fe entre 2000 y 2008, años en los que fue directora económica María Fernanda Sáiz Gallego. El mismo Taroncher fue el constructor elegido para acometer unas obras de reforma en la vivienda de Sáiz. En el segundo semestre de 2007, el amigo de Castellano compaginó la reforma de la vivienda particular con los trabajos de "refuerzo estructural del pabellón general" del hospital.

Taroncher cobró 1,2 millones por los trabajos de La Fe en 2007. La factura fue autorizada el 28 de diciembre y el dinero fue ingresado en la cuenta del constructor de la Pobla de Vallbona en febrero de 2008. Ese año tampoco le faltó el trabajo en La Fe, gracias a una adjudicación que batió todos los registros de irregularidades. Pese a que se trataba de unas obras ilegales, Taroncher pudo cobrar otra factura, de 498.025 euros, gracias a que el entonces conseller Manuel Cervera firmó una resolución para "blanquear" los trabajos amparándose en el "principio de enriquecimiento injusto", invocado por el director del Área de Salud número 7 cuando certificó que los "servicios y suministros" se habían prestado.

La pintura del materno-infantil

Construcciones Taroncher y Asociados compaginó durante ese tiempo (sobre todo en la segunda mitad de 2007) las obras en La Fe y en la vivienda de Sáiz, situada en el Passeig de la Petxina de Valencia. Las obras consistieron básicamente en reformar dos baños, según consta en la documentación a la que ha tenido acceso este diario. El constructor abonó a proveedores y subcontratistas varias facturas de materiales y mano de obra.

Entre los profesionales que trabajaron en casa de la jefa del departamento económico del centro sanitario figuran una empresa de instalaciones eléctricas de Llíria, una firma de fontanería de Alzira, un albañil autónomo de la Pobla de Vallbona o una empresa de pintura y decoración radicada en Torrent. En todas las facturas consta que son materiales usados y trabajos realizados en la casa adquirida por Sáiz Gallego, propietaria del inmueble al 100%. En una de las facturas abonadas por Taroncher se da la curiosa circunstancia de que se mezclan conceptos de trabajos realizados en el hospital de referencia con otros que corresponden al domicilio particular. Así, algunos trabajos de pintura en el materno-infantil de La Fe se facturaron junto con otros acometidos en la vivienda de Sáiz. Este recibo híbrido entre el hospital y la casa fue pagado por Taroncher en noviembre de 2007. En total ascendió a 6.423 euros e incluía más de mil metros cuadrados de pintura plástica aplicada supuestamente en el hospital. En septiembre de ese mismo 2007, la constructora abonó 843 euros por material de fontanería y sanitarios instalados en los cuartos de baño de la casa. El precio estuvo bastante ajustado en comparación con los trabajos realizados en el segundo de los baños. Costó 1.103 euros "prolongar el desagüe de la bañera" y "ajustar la tapa del váter". En la casa de la jefa económica de la Fe. La empresa de electricidad de Llíria cobró al menos 650 euros por sus servicios. En 2008 quedaban flecos pendientes de la reforma. Ya que estaban en marcha las obras, Sáiz aprovechó para colocar un práctico grifo monomando en el fregadero de la cocina. La factura pasada al cobro a Taroncher ascendió a 326 euros y fue abonada en octubre de 2008.

El nombre de María Fernanda Sáiz aparece en la querella interpuesta por la Asociación contra la Corrupción en la Comunitat Valenciana en la que acusa a Serafín Castellano de prevaricación, malversación de caudales o negociación prohibida al beneficiar a Taroncher en la adjudicación de contratos. La entidad, que considera que las concesiones de la Fe son el pilar central de los favores a Taroncher, se querella también contra la esposa del actual conseller de Gobernación, Nuria Fundamento Rioja, y la del constructor, María Ángeles González, socia del matrimonio Castellano-Rioja en una finca de 27.000 metros comprada en Llíria.

La entidad querellante solicita que Sáiz declare como testigo, igual que Asunción Quinzá, mano derecha de Castellano y a la que Taroncher también le reformó la casa en 2004. Quinzá dijo que pagó la obra pero no recordaba el precio.

Entre Sanidad y la Sindicatura de Comptes

Tras ocho años en La Fe, Sáiz

se incorporó al máximo órgano fiscalizador de la gestión de

las cuentas de la Generalitat

Los casi ocho años que María Fernanda Sáiz estuvo al frente de la economía del hospital valenciano de referencia son solo una parte de su dilatada trayectoria en el área sanitaria. Licenciada en Derecho y en Bellas Artes, en sus comienzos profesionales ejerció de abogada en UGT, pero esa parte del currículum no aparece en la reseña que sobre su vida laboral exhibe la Generalitat. Fue responsable de gestión del Centro de Transfusiones entre 1991 y 1996 y luego ocupó una jefatura de servicio en Sanidad para ser aupada, en el año 2000, a la dirección del área económica de La Fe. Con Serafín Castellano de conseller y Máximo Caturla, que fue su valedor, como subsecretario del área económica y de recursos humanos.

Caturla es cuñado de la secretaria autonómica de Gobernación, Asunción Quinzá. Un dato nada irrelevante para la trayectoria de ambos en el PP. Tampoco es una anécdota para los negocios de Taroncher. Ni para la vida laboral de Sáiz, persona muy bien relacionada con Castellano y su círculo de confianza, según fuentes populares. Sáiz estuvo en la Fe en los años en los que José Miguel Pérez Taroncher hizo fortuna con la lluvia de contratos a dedo. Se convirtió en una pieza más del decorado del hospital. Algo así como un jefe de mantenimiento, pero externalizado. En 2008, la jefa del área económica dio el salto a la Sindicatura de Comptes para convertirse en secretaria del órgano encargado de fiscalizar las cuentas de la Generalitat, incluida la Conselleria de Sanidad. El carácter de acero de esta amante de la pintura y la escultura -ha expuesto obra suya- le ha granjeado unos cuantos enemigos.

Su fama de dura negociadora y su padrino la catapultaron a ser nombrada el pasado diciembre directora general de recursos económicos de Sanidad. Para bregar con proveedores, farmacéuticos y afectados por la bancarrota del Consell en terreno sanitario. La plaza que ocupaba en la Sindicatura sigue vacante. Hay quien piensa que volverá a ocuparla el día que cese en Sanidad.