El sistema de remuneración que el Consell del PP estableció para Santiago Calatrava primaba los errores. Si hasta 1995 el contrato de la Ciudad de las Artes y las Ciencias (Cacsa) con el arquitecto establecía que éste cobraría el 11% del presupuesto de las obras del complejo de pirámides, con la llegada de Eduardo Zaplana a la Generalitat se fijó el 12% sobre el coste de ejecución. De tal forma que con el estímulo al sobrecoste -hubo otros- la desviación fue de casi 600 millones y el arquitecto ingresó unos 42 más de lo que habría facturado de haberse ajustado al presupuesto. Hubo sobrecostes de obra, pero también de paralización de la obra. Por ejemplo, el que pagó Cacsa a la UTE formada por FCC y Pavasal, encargada de construir el Pont de l'Assut de l'Or. La necesidad de "modificar el proyecto y concretar ciertos detalles" paralizó la construcción del puente durante 15 meses, de agosto de 2005 a enero de 2007. Esa inactividad acarreó a las constructoras gastos financieros (el euríbor evolucionó al alza y los tipos de interés de los créditos de financiación pasaron del 2% al 5%) y de personal. En total, Cacsa tuvo que pagar 5.565.645 euros de más. La Sindicatura de Comptes alertó sobre este pago en su informe e instó a Cacsa a "examinar las circunstancias que han dado lugar al retraso y, si es menester, exigir la indemnización que proceda a los responsables".

El portavoz adjunto de Esquerra Unida Ignacio Blanco preguntará hoy al Consell en las Corts si la empresa pública "siguió la recomendación de la Sindicatura de Comptes y examinó las causas del retraso por las cuales tuvo que indemnizar al contratista" y si exigió el dinero a los "responsables". Blanco pregunta si la necesidad del modificado respondió a "un error de Calatrava en el proyecto".

"Mientras no se demuestre lo contrario, de momento quien ha pagado esos 2,5 millones han sido los valencianos, como la morterada de sobrecostes en Cacsa", denunció. Blanco lamentó "que Calatrava tuviese premio por equivocarse". Dijo que no quería "prejuzgar" pero que si la obra se paró por una equivocación suya y no se le reclamó el dinero como pidió el Síndic, "en vez de pagar, cobró una vez más por los errores".