Somos materia, estamos hechos de ella. Todo lo que nos rodea, el Universo entero, lo está. Pero en teoría no siempre fue así. Según cuentan los físicos, en la gran explosión con la que empezó todo, el Big Bang, tuvo que crearse tanta materia como antimateria (porque cada partícula tiene su antipartícula, de idéntica masa, aunque de opuesta carga eléctrica). Sin embargo, en un momento aún por determinar se debió producir un desequilibrio que pudo provocar que una se comiera a la otra por el cual el Universo está formado por materia y no por antimateria.

Eso es lo que dice la teoría. Para demostrarlo experimentalmente aún falta un largo camino por recorrer en el que, no obstante, ya se han andado algunos pasos. Ayer se dio uno más, en Estocolmo, en la conferencia bienal de la Sociedad Europea de Física, donde se anunció que se ha observado de forma inequívoca la transformación del neutrino, lo que posibilita el estudio de otro fenómeno, la violación de la simetría carga-paridad, que se acepta como la hipótesis más probable para explicar por qué el Universo está dominado por la materia. Esta observación es el resultado del experimento T2K, que se ha desarrollado en Japón y en el que han colaborado más de 400 científicos de 11 países, entre ellos miembros del Insituto de Física Corpuscular (IFIC), un centro mixto de la Universitat de València y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

El neutrino es una de las partículas fundamentales (las que no se pueden dividir en nada más pequeño). Existen de tres tipos: muón, electrón y tau. En el experimento T2K se ha constatado la transformación (denominada técnicamente oscilación, porque los neutrinos van cambiando periódicamente de un tipo a otro) de neutrinos muón en electrón. Pese a que los primeros indicios de este fenómeno se avanzaron en 2011, ahora se presentan con más del triple de datos acumulados: la probabilidad de que el fenómeno observado sea fruto del azar, aseguran los científicos, es menor que una entre un billón.

En el experimento, se lanzaba un haz de neutrinos de tipo muón y, a 295 kilómetros (el punto donde se estimaba que se produciría el cambio, dada la diferencia de masa entre un tipo de neutrino y otro), el haz era localizado por el Super-Kamiokande, un detector instalado a un kilómetro de profundidad en una antigua mina de zinc. Los datos recogidos muestran un número de neutrinos electrón (28) superior al esperado en ausencia del fenómeno de oscilación (4,6).

El físico del IFIC Anselmo Cervera, que ha participado en el experimento, afirma a Levante-EMV que el siguiente paso es seguir recopilando datos, incluyendo aquellos obtenidos con antineutrinos (la antimateria del neutrino) para medir cuánta violación de la simetría carga-paridad (responsable de los mecanismos que distinguen la materia de la antimateria) se da. Cervera se muestra prudente: "puede que no veamos nada". Mientras tanto, la explicación de la preponderancia de la materia será una teoría que puede tardar años en verificarse.