La mayoría del PP, con el concurso del diputado no adscrito Rafael Blasco, aprovechó el pleno escoba de ayer para barrer otras cuatro peticiones de comisiones de investigación sobre escándalos que salpican al partido y al Consell. Y van 82. Entre las iniciativas que ayer acabaron en la papelera estaba la impulsada por socialistas y Esquerra Unida que, junto a Compromís, pretendían revisar los 23 contratos del empresario Augusto César Tauroni con las conselleries que gobernó Rafael Blasco. También decayeron las peticiones de investigar las presuntas comisiones pagadas por Esabe a altos cargos, la gestión de los fondos Ruralter y la de Marina Salud en el hospital de Dénia.

Tauroni, que está en prisión al ser considerado el cabecilla del caso Cooperación, era el perejil de las tramas orquestadas en torno a Blasco, el común denominador, junto a los altos cargos colaboradores del exconseller ahora imputados. Maluenda ofreció dos razones para justificar el veto del PP a crear una comisión de investigación sobre Tauroni. "¿Como vamos a crear la comisión si no podrá comparecer [en las Corts] porque está en prisión?". Además de este argumento logístico, apuntó que sería una "falta de respeto" a los tribunales dado que el caso Cooperación se está investigando. Maluenda marcó distancias con Tauroni, que es como decir con Blasco. Lo hizo pidiendo públicamente "perdón a los ciudadanos valencianos si en alguna cosa hemos podido fallar". Pero también de forma explícita: "No vamos a defender a este señor, sino todo lo contrario; es un señor al que no conocemos, un presunto delincuente y pensamos que quien la haga que la pague". "Somos el primer grupo en condenar las ilegalidades e irregularidades", remató. En ese momento, dio al "on" y enchufó el ventilador. Al PSPV le recordó Filesa, Corcuera, Roldán, las comisiones del AVE y, de la etapa actual, los ERE andaluces. Y a Esquerra Unida le echó en cara que dirigentes de esta formación "asaltan supermercados, roban carritos" de la compra. En su nuevo turno de palabra subrayó la equiparación entre el caso Cooperación y la práctica de Sánchez Gordillo (IU). "Roban en supermercados", gritó Maluenda.

Contra los letrados del Consell

La diputada socialista Clara Tirado acusó al PP de rechazar la investigación porque "son cómplices de la UTE Blasco-Tauroni" y también porque "ustedes son los únicos que saben todo lo que pasó, no necesitan investigarlo". El PP, agregó, "ha favorecido una de las mayores redes de corrupción política de este país". Tirado lamentó que el PP en vez de colaborar a depurar responsabilidades "son un grupo de 54 disciplinados secuaces del brazo político estructurado de una trama para saquear dinero público". Destacó la "contradicción" de quienes pasaron años "poniendo la mano en el fuego y ahora, con las manos quemadas aplauden a la Abogacía de la Generalitat que pide 11 años de cárcel para Blasco".

"Son el partido de la corrupción, de los imputados y los cómplices de los delincuentes". Así definió al PP la parlamentaria de EU Marina Albiol. Albiol repasó la trayectoria de empresas de Tauroni como Dinamiz-e, GCS o Lonerson contratando con los departamentos por los que pasó Blasco. "El caso Cooperación es solo la punta del iceberg de una trama histórica que parece Los Soprano", sentenció.

Mireia Mollà (Compromís) se refirió a una "trama de corrupción auspiciada por Blasco" que adaptaba "sus necesidades societarias a la conselleria en la que estuviera" el expopular. Compromís preguntó al PP "por dónde se pasan el informe de la Abogacía de la Generalitat".

Blasco: el diputado impasible del que "su" grupo reniega

Si de joven uno ha sido marxista y, ya en la madurez, ha seguido la teoría de Lakoff sobre los marcos referenciales, es normal que pueda permanecer impasible a un chaparrón de críticas y acusaciones de corrupción, formuladas desde la izquierda y no rebatidas desde el PP, sus antiguos compañeros de viaje. Rafael Blasco, ataviado con camisa y corbata rosa, cruzó la pierna izquierda sobre la derecha, entrelazó los dedos, clavó la mirada en la tribuna y así, petrificado, presenció todo el debate sobre la comisión de investigación de los negocios de su amigo Tauroni auspiciados por él, según fiscal y acusaciones.

Blasco sabe como nadie que las Corts es superestructura y que la lucha de clases -la clase alta, media y baja del PP- se dirime en la calle. Y sabe, por el tal Lakoff, que el terreno de juego para ponerle la zancadilla al alto mando popular no se constriñe al hemiciclo. No en balde cultivó su vocación extraparlamentaria en el FRAP. Arrancó el debate y Rafael Maluenda subió al estrado. El portavoz adjunto del PP tiene el don de quienes a base de traca y folclore aparentan improvisación para camuflar estrategias pautadas. Y hasta "liquidaciones" por encargo. Una vez dejó caer que la Agencia Tributaria había multado al IVEX con 181.000 euros por considerar falsas unas facturas que el instituto había pretendido desgravarse. El recado a Zaplana fue la ofrenda de Maluenda a Camps cuando desertó hacia la fe campsista. Fue por encargo.

Ayer, el veterano diputado no pronunció el nombre de Blasco. El silencio fue la forma con la que el PP renegó de su exportavoz parlamentario. Todas las palabras que dedicó a Tauroni (del que recordó su condición de preso y al que tildó de "presunto delincuente") sonaron a patadas a Blasco. El popular llegó a llamar "señor" -el colmo de la distancia- al amigo de Blasco. En la bancada popular, apenas 29 almas (de 54) siguieron el debate.

Solo dos veces abandonó el apestado exconseller su estado catatónico: cuando Alfonso Rus pasó a saludarle y en el instante en que Marina Albiol (EU) recordó que la imputada Maribel Castillo -secretaria de Tauroni- comentaba en una grabación que cerrarían la Fundación Hemisferio y "montarían otro chiringuito" en función de en qué conselleria "cayera Blasco". Eran las 13.36 horas y el no adscrito dibujó una mueca y esbozó una media sonrisa. "Ha estado muchas veces al borde del precipicio y ahora está en las puertas de Picassent", atacó Albiol. Le llamó "funambulista", "artista circense" y "personaje oscuro" que pasó de ser "revolucionario del FRAP a neoliberal del PP". Eso a Blasco no le desagradó.

Pero lo que de verdad le entusiasmó, a tenor de su sutil gesto, fueron las constantes alusiones de Tirado, Albiol y Mollà a que Blasco "es de los suyos, del PP". Se nota que el escaño 92 que ahora ocupa Blasco queda en el lado de la oposición. Y que este Blasco y este PP, polos opuestos, no logran despegarse.