Dos jóvenes profesaron ayer en Valencia sus votos perpetuos como religiosas de la congregación religiosa Madres Desamparados San José de la Montaña. Una de ellas es María Dolores Molina de San José, española de 35 años, que estudió una tecnología de grado superior en el campo sanitario y que vive y trabaja con ancianos en la residencia de la que se ocupa la congregación en San Sebastián.

La otra joven que profesó sus votos es Iliana Guadalupe Hernández de San José, mejicana de 28 años y licenciada en Pedagogía, que ayuda a los niños del colegio-hogar que la congregación tiene en México DF, donde reside.

La ceremonia tuvo lugar en la Casa Generalicia de la congregación, y fue presidida por Juan José Conesa, uno de los capellanes de la Casa Generalicia. Las religiosas estuvieron durante más de nueve años recibiendo formación para profesar sus votos perpetuos. Así, han pasado por la etapa de postulantado, de un año, los dos años de noviciado y los seis de juniorado y durante mes y medio han recibido formación específica. Tras la profesión de votos regresarán a sus comunidades de origen. En la diócesis de Valencia, además de la Casa Generalicia, cuentan con colegios en Cheste y Albal, así como en la capital, y residencias para ancianos, niñas y universitarios.