El presidente del PP de la provincia de Valencia y jefe de la diputación, Alfonso Rus, volvió ayer a discrepar de la doctrina de Fabra sobre la corrupción, según la cual las personas imputadas que ocupen cargos orgánicos o puestos en la administración deben renunciar. A Rus no le gusta esta doctrina y ayer, delante de un plantel de cargos y dirigentes tanto nacionales como autonómicos, lo dejó claro: «Si hay corrupción a la calle, pero sólo cuando lo diga un juez». No hacía ni 24 horas que Fabra, en alusión a la posible imputación de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, había asegurado que sus líneas rojas no habían variado, pero Rus no se calló: «¿Imputado?», se preguntó. «Eso no sabe que es», añadió. El líder popular participó en la inauguración de la Escuela de Verano. En el momento de su discurso todavía no había llegado Fabra, pero a su lado se encontraba el secretario general del PPCV, Serafín Castellano, así como numerosos cargos, incluido el vicesecretario de organización, Carlos Floriano y el de Planificación y Estudios, Esteban González Pons. Según Rus, a todos los políticos no se les puede meter en el mismo saco: «Hay que ir con la cabeza bien alta, hacer gestión, dar la cara y decir que nos hemos equivocado, cuando nos equivocamos», señaló. Su enseñanza a los aspirantes a políticos: «rigor, trabajo, honradez, sentido común y salir a la calle con ilusión». «Con depresión apostilló no nos votarán nunca».

El barón provincial tampoco se mordió la lengua en materia reivindicativa. Reclamó la deuda histórica de 11.000 millones de euros que, según él, el Estado mantiene con la Generalitat. «Soy valenciano, del PP, pero valenciano, y hay que reivindicar lo que nos toca ante quien haga falta. Si nos dieran lo que les dan a otros nos sobraría el dinero», afirmó. Santamaría no estaba presente, pero la respuesta se la avanzó el secretario de Formación del PP, el exministro Juan Carlos Aparicio, quien, en su turno de palabra, admitió que la reclamación de Rus era una «causa justa» para la C. Valenciana», si bien instaba a trabajar conjuntamente.

Por su parte, Serafín Castellano defendió que para salir de la crisis «no hace falta ni crispación, ni sensacionalismos, ni romper nada con la creación de cadenas», en alusión al movimiento independentista en Cataluña. «Venimos a tender puentes, a unir y a no a romper, mientras otros se dedican a generar debates estériles de modelos ocurrentes o a inventar cadenas que solo buscan romper España», criticó. «Estamos orgullosos de pertenecer a España. No aceptaremos injerencias de nadie en nuestras señas de identidad», resaltó. El número dos del PPCV arremetió contra el «tripartito»» de Ximo Puig, sinónimo, dijo, de desastre de gestión. No habló de los escándalos de corrupción, pero aseguró que el partido está cohesionado y que la agenda del PPCV no la marcan los tribunales sino la calle.