Hay mucho mar más allá de la costa. El inusual acercamiento de peces raya al litoral de la Comunitat Valenciana ha evidenciado que en el fondo marino existe una diversidad biológica mayor que la que está a la vista. Pero aún queda más por divulgar. Hasta ocho especies de cetáceos están presentes en las aguas valencianas: rorcual común, delfín mular, delfín listado, calderón común, calderón gris, zifio de Cuvier, cachalote y delfín común -aunque estas dos últimas carecen de poblaciones regulares.

Resulta poco común ver a mamíferos de este tipo, porque residen en mar abierto. Tan sólo el delfín mular se encuentra cerca del litoral valenciano. En todo caso, algún ejemplar se aproxima a la costa esporádicamente. Cuando esto ocurre, normalmente se debe a que llega muerto o herido grave, como el cachalote que apareció el pasado martes en estado de descomposición en la playa del Perellonet. De media, se producen 46,6 varamientos de cetáceos cada año, según los datos de la Red de Varamientos de cetáceos y tortugas marinas de la Comunitat Valenciana. La Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente y la Universitat de València, a través de la Unidad de Zoología Marina del Institut Cavanilles de Biodiversitat, fundaron este organismo en 1990 y ya acumula más de dos décadas de estudio para la conservación de estos animales.

Entre los delfines, la causa de la mayor parte de los varamientos es la infección por Morvillivirus, una enfermedad que hizo estragos a principios de los noventa del siglo XX. En los otros mamíferos, los expertos atribuyen su llegada a la costa a choques con barcos o a que resultan heridos tras ser atrapados accidentalmente en redes de pesca. Además de éstas, las mayores amenazas a las que se enfrentan son la desaparición de los peces que constituyen la base de su alimentación, la contaminación del agua y la acústica.

El delfín listado y el mular son los cetáceos más abundantes en la Comunitat Valenciana, seguidos por el calderón gris. Se estima una población de 16.000 delfines listados en aguas valencianas. Sin embargo, el más grande es el rorcual común, que, pese a que alcanza los 25 metros de longitud, en el Mediterráneo no suele superar los 14. Se trata del segundo animal más grande del planeta, después de la ballena azul, y a finales de julio se avistó un ejemplar en Xàbia. Asimismo, existe una población de cachalotes (la "ballena" de Moby Dick).

Los cetáceos son animales sociales, ya que, excepto los rorcuales (que van solos o en pareja), acostumbran a nadar en grupo. Los delfines suelen juntarse en comunidades de alrededor de treinta individuos, pero ocasionalmente superan los cien. De hecho, los calderones grises y los zifios de Cuvier tienen el cuerpo recubierto de cicatrices y los biólogos marinos atribuyen este fenómeno al contacto físico que se dan entre los miembros del grupo mientras nadan. Gracias a este carácter grupal, los cetáceos han llegado también a desarrollar mecanismos de comunicación.

El verano es la mejor época para contemplar estos animales por la coincidencia de las migraciones de rorcuales y cachalotes con los desplazamientos de calderones y delfines hacia el litoral. Se requiere paciencia y, aún así, en esta empresa el éxito no está garantizado. Las observaciones, si se dan, son fugaces. Sólo de vez en cuando salen a la superficie, porque su hábitat es el fondo del mar.