La reorganización de Presidencia de la Generalitat afectará a unos cien funcionarios, que son los que tendrán bajo sus órdenes el nuevo subsecretario, Rafael Sánchez Pellejero, y la secretaria general administrativa, Vicenta Grau. Los empleados, que están en el punto de mira del presidente de la Generalitat a tenor de las medidas tomadas, están repartidos en tres edificios. El palacio de Valeriola, en la plaza de Nules; el palacio dels En Bou, en la calle En Bou; y un edificio en la calle Amadeo de Saboya número 2.

Esta dispersión de los funcionarios también puede dificultar el control que pretende aplicar el jefe del Consell. Y es que el subsecretario tiene su despacho en el palacio de Valeriola y los responsables de contratación y gestión económica se encuentran en otros dos edificios diferentes. Por su parte, la secretaria general administrativa tiene su oficina en la calle En Bou y cuatro de sus departamentos subordinados están ubicados en Amadeo de Saboya.

Pero esta psicosis en Presidencia tampoco parece que esté muy justificada, puesto que desde hace unos cuatro años los funcionarios sólo pueden acceder a las carpetas de sus departamentos, con lo que es casi imposible que obtengan material sensible de cualquiera que no sea su área. Además, la administración electrónica dificulta cada vez más la filtración de documentos, puesto que su manejo casi siempre deja rastro informático.

De movimientos en los departamentos sabe mucho la nueva secretaria general. Vicenta Grau fue cambiada de sitio cuando estalló el caso Gürtel y Presidencia de la Generalitat se convirtió en un búnker inexpugnable.