El vicepresidente de la Generalitat, José Císcar, ha sido sometido por la oposición a una dura sesión en la comparecencia en las Corts para presentar los presupuestos de la Conselleria de Agricultura para 2014.

Antes de empezar, la sala ha sido ocupada por numerosos parlamentarios de la oposición, a lo que ha respondido el PP con la presencia también de numerosos síndics para arropar al vicepresidente. En total, estaban presentes 44 diputados -de los 99 que conforman el arco parlamentario-- y la sala se ha quedado pequeña.

Al inicio de su parlamento, Císcar ha sido interrumpido por Enric Morera y Mònica Oltra para instarle a que hablara del cierre de RTVV. En ese momento se ha producido un rifirrafe entre los diputados del PP y Compromís, en el que ha tenido que terciar la socialista Cristina Moreno, que presidía la sesión.

Pese a que Císcar se ha resistido a referirse al cierre del ente público -"por respeto a los agricultores valencianos"- finalmente lo ha hecho y ha revelado que acatar la sentencia del TSJ que anula el ERE y readmitir a los despedidos tendría un coste de "228 millones de euros, con los que se pueden construir 57 colegios y 60 centros de salud". Del mismo modo, ha apuntado que el coste de readmitir a 1.600 trabajadores sería de 114 millones de euros (74 millones en nóminas y 40 en gastos de funcionamiento), cuando la aportación de la Generalitat a la sociedad pública para el año que viene es de 61,4 millones.

Císcar ha precisado que aún no se ha cerrado lo que costaría liquidar RTVV, aunque serían alrededor de 70 millones de euros; ha asegurado que "Madrid en esto no tiene nada que ver", y ha replicado a la oposición: "Nos iremos cuando los ciudadanos lo digan, si lo dicen".

La oposición ha cuestionado que Císcar no haya dimitido todavía como "responsable político" de la situación de RTVV, le ha instado a negociar para que no se cierre la cadena pública e incluso Esquerra Unida le ha llamado "asesino de RTVV en grado de tentativa" y ha anunciado acciones penales para exigir responsabilidades.

El portavoz adjunto del grupo socialista Rafal Rubio ha defendido que existe un "clamor de la sociedad civil valenciana" para que no se cierre una RTVV que es "viable" y cuyo futuro se puede "negociar", porque los sindicatos quieren hacerlo y porque hay dinero en los presupuestos para no liquidarla.

"Si se cierra, es únicamente porque les interesa y se comportan al dictado de Madrid", ha asegurado Rubio, quien ha pedido que dimitan los "responsables políticos" y se convoquen elecciones, y ha señalado con ironía que le sorprende que el Consell no haya llamado a Iberdrola para que "corte la luz" a RTVV.

El portavoz de Compromís, Enric Morera, ha criticado la "ineptitud" del Consell, ha alertado de que RTVV "no se puede cerrar unilateralmente", como si esto fuera un Estado "bananero", ha instado a negociar y ha asegurado que no hay "vacío de poder" en RTVV, ya que se mantienen los cuatro consejeros de la oposición.

Morera ha anunciado que pedirán el voto secreto de la ley para derogar RTVV, pues ha sostenido que muchos dirigentes del PP aseguran en privado que "esto es una felonía", y ha instado a que la Comunidad Valenciana deje de ser "conejillo de indias de las políticas fachas del PP".

El portavoz adjunto de Esquerra Unida, Ignacio Blanco, le ha calificado de "absoluto incompetente" por dirigir un ERE diseñado por consultoras y "ejecutado por cipayos" al frente de RTVV que el PP "defendía", por lo que debería presentar "inmediatamente" e "irrevocablemente" la dimisión.

Blanco ha anunciado que pedirán "responsabilidades penales" en los tribunales y ha calificado a Císcar de "asesino de RTVV en grado de tentativa" por su "fracaso".

Císcar elude responder a su salida

A la salida de la comparecencia, Císcar ha eludido responder a las preguntas de los periodistas que le esperaban y ha continuado su camino por los pasillos. La prensa ha continuado preguntándole por RTVV y se han vivido momentos de tensión. La voz cantante la ha llevado el periodista de Nou, que ha instado a que "dé la cara" y le ha seguido hasta que el número dos del Consell ha llegado a su coche oficial.