La decisión de Alberto Fabra de cerrar la televisión pública valenciana, unida a la intención de Rosa Vidal de abandonar la dirección general de la empresa, dejó ayer RTVV en manos de los trabajadores, que gobernaron sobre los contenidos que se emitían. La oposición, tras años de destierro, recuperó todo el protagonismo desde primera hora de la mañana, cuando la programación habitual fue sustituida por un programa especial que llegó a su clímax cuando en el informativo de la noche, siete años después, denunció «el mayor accidente de metro de la historia en Europa» y se reconoció que «Canal 9 tuvo una actitud indigna». Porque ayer, en Radiotelevisió Valenciana, además de hacer crítica, se entonó el «mea culpa».

Durante todo el día, la noticia que mostraba a Alberto Fabra anunciando el cierre definitivo iba seguida de las protestas de los trabajadores que gritaban «Fabra dimisión» a las puertas del Palau de la Generalitat. Acompañando a los trabajadores, los portavoces de todos los partidos políticos con representación en las Corts encontraron en los micros de la televisión y la radio pública un espacio donde pedir responsabilidades al Gobierno. Con el transcurso de la mañana la tensión invadió el ambiente y los trabajadores concentraron sus esfuerzos en la elaboración de piezas sobre la decisión adoptada por el Consell. Las críticas no se hicieron esperar y los espectadores de las actuales Nou y Nou Ràdio pudieron escuchar cómo se criticaba que el jefe del Consell pida defender el valenciana en castellano y se acusaba de traición al secretario general del Partido Popular, Serafín Castellano. «Ha acatado la disciplina de partido y se ha tragado sus convicciones. Ha pasado de decir que no se cerraría a justificarlo en 20 segundos», criticaron los trabajadores.

Tras un informativo dedicado en su práctica totalidad a cubrir la noticia del cierre de RTVV, los trabajadores anunciaban su decisión de mantener la programación especial «hasta que esto vaya a negro». Comenzaba entonces un programa de tertulia conducido por Maribel Vilaplana que invitó a cualquier representante de la sociedad civil a acercarse a los estudios de Burjassot para participar en el espacio. Allí contó con la presencia de extrabajadores emblemáticos como Clara Castelló y Jordi Payà o empresarios como Federico Félix, entre muchos otros. El programa realizó múltiples conexiones en directo con Alicante, Castelló y Valencia, donde la plaza de la Virgen se llenó de gente en muestra de solidaridad. Canal 9 abrió los micros a todos los ciudadanos que quisieron opinar o criticar y la presentadora reivindicó que «hoy podemos hablar de todo», «estamos aquí para corregir» o «a tocaba poder decir las cosas como son y decirlas en valenciano».

Tanto fue así que cuando la señal con la plaza de la Virgen se cortó mientras intervenía Gemma Juan, Vilaplana no dudó en recalcar que se trataba de un error técnico. «No es que nosotros la hayamos cortado. Eso no volverá a pasar mientras los trabajadores estemos al frente», reivindicó.

La radio llora

Los momentos de mayor emoción se vivieron en las instalaciones de Ràdio 9 en Blasco Ibáñez, donde los programas deportivos recordaron las gestas del deporte valenciano narradas durante años, sin poder evitar en muchos casos lágrimas de emoción. Ràdio 9 también se sumó a la programación especial de su hermana mayor a lo largo de todo el día.

Castellano acude a Canal 9 a un debate con todos los partidos

La jornada de protesta de los trabajadores de Radiotelevisio Valenciana terminó con un debate inédito fuera de campaña electoral entre los cuatro portavoces de los principales partidos políticos de la Comunitat Valenciana. «Ha sido más fácil de lo que siempre habíamos pensado», confesó al finalizar el debate Maribel Vilaplana, una de las dos moderadoras junto a Amalia Sebastián. El encuentro, que duró una hora y comenzó a las diez de la noche, reunió en una mesa al secretario general del Partido Popular, Serafín Castellano, a su homónimo en el PSPV, Ximo Puig, a Enric Morera por Compromís y a Marga Sanz por Esquerra Unida. En «las que pueden ser las últimas horas de RTVV», según confesó Vilaplana, los cuatro políticos debatieron sobre el futuro —o la ausencia de éste— de la televisión pública valenciana.

Castellano, que acudió a los estudios de Burjassot después de un día de críticas por parte de los trabajadores, defendió la decisión de Alberto Fabra como la «única posible después de la sentencia», en la línea de lo defendido durante todo el día desde el PPCV. Puig, sin embargo, criticó que se plantee el cierre como «una catástrofe natural, cuando es una catástrofe política» y denunció que «RTVV no es sostenible porque la han dilapidado durante 18 años». El síndic de Compromís se felicitó de estar celebrando «un debate plural tras 24 años» y exigió al Consell que rectifique su decisión. En la misma línea Sanz pidió a Castellano que negocien con los trabajadores. Uno de los momentos más tensos se vivió cuando las moderadoras inquirieron a Castellano por qué había cambiado de opinión tras manifestar que «nunca se cerraría RTVV».