El mundo de los festejos taurinos populares mueve al año en torno a 180 millones de euros en la Comunitat Valenciana, entre ganaderías, gastos en materia de seguridad, empresas de montaje de barreras, y un largo etcétera, según los datos que maneja la Federación de Peñas de Bous al Carrer. El pasado año 2012 se realizaron hasta 6.441 festejos en municipios valencianos, durante los cuales seis personas perdieron la vida y más de 400 resultaron heridas. Este año, por suerte, la cifra de víctimas mortales se reduce a un único caso hasta la fecha, el de un aficionado de 53 años que murió de un golpe en la cabeza cuando intentaba resguardarse tras la barrera en las fiestas de Nules.

Pese a este descenso en el número de muertes y al esfuerzo de festeros y organismos para que cada año se extremen todavía más las medidas de seguridad, fuentes sindicales y policiales aseguran que no en todos los festejos se respeta la normativa vigente. Incluso se han detectado casos en los que médicos extranjeros no colegiados o sin la formación específica ejercen como responsables de las emergencias.

La normativa vigente establece que antes de comenzar cada festejo y durante el transcurso del mismo debe haber al menos una ambulancia medicalizada, con médico y enfermero, equipada para atender y trasladar en caso necesario a cualquier posible herido. Sin embargo, en ocasiones el nombre del médico que figura en el informe cuando se solicita el permiso no coincide con el que realmente está cubriendo el servicio ese día y se contrata personal no habituado a trabajar en una unidad de SAMU o que incluso no cuenta con la cualificación mínima.

Incidentes en seguridad

Fuentes consultadas por este periódico sostienen que como norma general las peñas taurinas intentan tapar los accidentes más graves para no deteriorar la imagen de las fiestas. Por su parte, Modesto Martínez, presidente de la Federación de Peñas de Bous al carrer, asegura que están mirados «con lupa» pero que los incidentes en materia de seguridad «son casos puntuales».

La dirección de cada festejo corresponde al alcalde del municipio donde se celebra el mismo, quien puede delegar la responsabilidad en un concejal, y éste a su vez puede designar a un funcionario de la Policía Local. Es precisamente este cuerpo policial el que se encarga de comprobar que las instalaciones cumplen las medidas de seguridad pertinentes y eliminar cualquier obstáculo de los recogidos en el Plan de Seguridad y Emergencias. Pero sin lugar a dudas las otras dos piezas claves para el buen funcionamiento de los bous al carrer son el experto taurino y los voluntarios.

La figura del voluntario es vital para el buen transcurso de estos festejos taurinos populares. Son personas mayores de edad que de forma altruista y bajo la autoridad del director del festejo y la supervisión del experto taurino deben velar por el mantenimiento de la seguridad. Éstos deberán estar presentes siempre en el recinto debidamente identificados con un peto o brazalete de color azul. Deben de ser como mínimo diez. No obstante, la normativa es un tanto confusa en este sentido, ya que a la vez establece que «el número de colaboradores voluntarios estará en consonancia con las dimensiones del recinto donde se celebren los festejos».

Entre sus funciones están las de evitar el maltrato de las reses y, principalmente, retirar del recinto a los menores, con el fin de evitar cualquier tipo de percance, «así como a quienes evidencien falta de condiciones físicas para intervenir en el festejo, por minusvalías físicas, psíquicas, embriaguez, intoxicación por drogas o cualquier otra causa que disminuya su capacidad», según recoge el Artículo 35 del Decreto 24/2007 de Bous al Carrer.

En el caso de que el participante se niegue a salir del recinto, la normativa establece que se debe paralizar el festejo para que pueda entrar la Policía Local, que procederá a sacar a dicha persona, a quien se le prohibe la entrada para posteriores espectáculos. «Yo no nunca me voy a enfrentar a un borracho, se para y que entre la policía», apuntaba un voluntario.

Transporte de los animales

Desde el momento en el que el camión con las reses entra en el municipio, la labor policial consiste en controlar la documentación del vehículo en el que se transporta a los animales así como determinados aspectos como son el libro de explotación ganadera, el «libro de machos», la hora de desinfección del vehículo y la revisión del estado del animal, con especial atención a que los cuernos no estén despuntados.

Los vehículos de transporte de animales deberán disponer de la tarjeta de autorización de transporte de ganado, expedida por la conselleria competente de la Generalitat. Éstos deberán ser limpiados y desinfectados después de cada transporte, pero muy pocos lo hacen, reconocen fuentes ganaderas.

Asimismo, no se respetan los tiempos de descanso de los animales y un mismo toro va de un municipio a otro para participar en distintos festejos sin haber descansado ni 24 horas. Incluso se han dado casos en los que el astado ha llegado a morir en el chiquero incluso antes de salir a la plaza, según recuerda un trabajador de este mundillo.

«Depende de cada ganadería, pero lo ideal es que un mismo animal no participe en más de cinco o seis festejos al año», aclara Modesto Martínez. «Nosotros somos los primeros que queremos que los toros vengan en plenas condiciones», añadió.

Sanciones

Existen una serie de infracciones, catalogadas como leves, graves y muy graves, que pueden ser sancionadas si se incumple la normativa. Por ejemplo, permitir la participación en los festejos taurinos «de menores de 16 años o de personas que muestren falta de condiciones físicas para intervenir en los mismos» es castigado con multas de entre 600 a 30.000 euros. Además, los organizadores también serán castigados con una sanción similar en el caso de que los festejos continuen «cuando se produzca la ausencia, aunque sea momentánea, de la ambulancia».

El Sindicato Profesional de Policía Local y Bomberos (Spplb) ha creado el primer curso realizado en Valencia, de 30 horas de duración, para formar a policías dentro del complejo mundo de las fiestas taurinas y su seguridad. «Hay que acoplar la normativa, que es mucha, a la realidad del toro», aseguraron fuentes del citado sindicato.