El accidente provocado por el conductor kamikaze en la autopista AP-7 solo se cobró la vida del joven alcireño José Alfredo Dolz España, aunque pudo ser mucho peor y no solo porque en el vehículo del fallecido viajaba una segunda persona. Según se desprende del relato de hechos probados de la sentencia que condenó a Ramón Jorge Rio Salgado a trece años de prisión -ratificada con posterioridad por el Tribunal Supremo-, media docena de vehículos tuvo que realizar «maniobras evasivas» para evitar la colisión con el Opel Mágnum que conducía el conductor suicida, en unos casos para apartarse de su camino al verle llegar a gran velocidad por detrás y, en otros, al encontrárselo de cara durante los cuatro kilómetros que circuló en contra de dirección.

Los hechos se produjeron el 1 de diciembre de 2003 a media tarde cuando el kamikaze, un alto directivo de una empresa automovilística, regresaba a su domicilio en Almoradí tras visitar un taller en Paterna. Sobre las 18,40 horas, a la altura de la salida de Torrent-Calicanto de la A-7, Rio Salgado se aproximó a gran velocidad a un primer vehículo, un Hyundai Lantra, que realizaba un adelantamiento reglamentario y «sin respetar las más mínimas cautelas sobre distancia de seguridad entre dos vehículos, llegó a alcanzarlo golpeándole su parte trasera», relata el fallo.

Comenzaba ahí lo que la sentencia llega a denominar como «loca carrera» del conductor suicida que acabaría con una colisión mortal a la altura del término de Polinyà del Xúquer. El primer alcance al Hyundai Lantra no le hizo reducir la velocidad y el Opel siguió circulando «pegado a él» hasta que pocos metros después volvía a golpearle. El conductor del Hyundai pudo controlar el vehículo y, una vez concluyó la maniobra de adelantamiento, se apartó del carril izquierdo con celeridad para dejar paso al vehículo que le arrollaba. Fue el primero que se detuvo en el arcén al comprobar que el conductor que le había embestido seguía con total normalidad por el carril de la izquierda «como si no hubiera ocurrido nada» y alertó a los servicios de emergencia.

El conductor kamikaze continuó en dirección a Alicante y entró en la autopista AP-7 por el peaje de Silla, donde se detuvo, recogió el tique y reanudó la marcha a una alta velocidad hasta que, a la altura del punto kilométrico 551-552, se detuvo en el arcén derecho de la autopista, efectuó un cambio de sentido y comenzó a circular en contra de dirección «a gran velocidad», primero por el centro de la calzada para pasar después a carril de la izquierda, «como si circulara con total normalidad por una vía rápida (?), sin efectuar ningún tipo de señalización que advirtiera de su presencia» y sin hacer caso de las ráfagas de luces que le lanzaban los vehículos que se cruzaban con él para llamar su atención.

La sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia detalla en los hechos probados que al menos dos vehículos buscaron el arcén de la autopistas al ver llegar por el carril de la izquierda a gran velocidad el Opel que conducía Rio Salgado, aunque deja entrever que en ese tramo todavía en dirección a Alicante adelantó a más vehículos, mientras detalla que una vez realizó el giro de 180 grados se cruzó con al menos dos vehículos más que tuvieron que realizar una maniobra evasiva, antes de chocar con el turismo que conducía Dolz.

La sentencia señala el caso de una furgoneta que en esos momentos se encontraba adelantando a un camión y que, para evitar una colisión frontal con el vehículo del kamikaze, tuvo que acelerar primero para concluir precipitadamente el adelantamiento y, acto seguido, «de un volantazo apartarse hacia la derecha». Peor suerte incluso corrió un Daewoo Lanos que, al tratar de evitar al vehículo que circulaba en contra de dirección, chocó contra la mediana y posteriormente salió despedido de la calzada.

Sobre las 19,10 horas, y tras recorrer cuatro kilómetros en contra de dirección, «en un tramo recto, a nivel y de buena visibilidad», el kamikaze chocaba con el vehículo de José Alfredo Dolz que en este momento realiza un adelantamiento y no puedo evitar el impacto.