Los equipos de emergencia están llegando a Filipinas desde todos los puntos del planeta para ayudar en la catástrofe provocada por el tifón Yolanda. José Luis Diago, burrianense de 37 años, hizo lo mismo hace pocos meses en Filipinas. Este ingeniero industrial especializado en Agua y Saneamiento viajó al país asiático a principios de este año para ayudar en la devastación ocasionada por el tifón Pablo, que se estima que causó 1.067 muertos, 834 desaparecidos, 2.666 heridos, 368.672 evacuados y 6,2 millones de afectados. José Luis, miembro de Acción contra el Hambre en la Comunitat Valenciana, recuerda que la destrucción fue masiva en aquella ocasión y establece puntos en común con la desgracia actual. Sobre todo una, que afronta cualquier voluntario o cooperante sobre el terreno: "Lo más duro es aceptar las malas condiciones de vida de esos pueblos y ver que no se está prestando la asistencia por limitaciones de manos, de capacidad de trabajo de los voluntarios y equipos de emergencia, o por falta de recursos. Es duro, y nada fácil de aceptar, ver a personas que han de esperar hasta ser ayudados".

Eso mismo ocurre en esta crisis, para la que todas las grandes organizaciones humanitarias valencianas reclamaron ayer ayuda. José Luis Diago, que no descarta acudir a Filipinas en una fase posterior de la reconstrucción, recuerda que "lo primero es salvar vidas y, después, dar servicios básicos a las miles de personas que se han quedado en la ruina. Especialmente, un servicio mínimo de agua, alimento e higiene básica". Él, que estuvo tres meses, participaba en la coordinación de los campos de refugiados levantados de emergencia en las zonas más afectadas y en la distribución de la cantidad de agua y materiales básicos se repartían por cada zona.

Rastro valenciano en Manila

Por su parte, las religiosas de la congregación Hermanitas de los Ancianos Desamparados que, procedentes de Valencia, fundaron hace siete años en Manila su primera casa en Filipinas, están recogiendo ropa y comida para las personas afectadas por el tifón Yolanda. Las religiosas rigen el centro Hogar Santa Teresa Jornet en el que atienden a 77 ancianos sin recursos en situación de abandono familiar en Manila, no afectada. "Estamos recogiendo víveres y ropa para los voluntarios que ayudan a los damnificados, ya que aquí la gente no colabora tanto como en otros países porque ya se han acostumbrado a sufrir muchas desgracias y para ellos es normal", indicó el centro.