La alcaldesa Rita Barberá mantuvo en su declaración como testigo que ni contrató ni presionó para favorecer los negocios del Instituto Nóos en Valencia. Según su relato, recibió al yerno del rey porque se lo pidió Samaranch; Urdangarin le presentó «una serie de ideas» y Barberá le derivó a Cacsa y la fundación Turismo Valencia. «Ahí se acaba mi papel», sentenció la alcaldesa.

Las acusaciones y el fiscal, con todo, rebatieron su versión con documentos y correos de los que se desprende un grado de conocimiento mayor sobre las actividades de Nóos, que Barberá descargaba en Cacsa y la fundación. Papeles que, según fuentes jurídicas, se encontraron con el muro de la alcaldesa, que dijo «no recordar» o poner en cuestión dichos documentos. Así, se le leyó una carta de Urdangarin de enero de 2004 en que le ofrecía los servicios de Juan Pablo Molinero, empleado de Nóos, para ayudarle en los preparativos de la Copa América. También se le mostró otra carta, de abril de ese año, meses antes del primer Summit, en el que Urdangarin le recordaba que «hace unas semanas le entregamos el dossier» sobre el congreso (lo que contradice el relato de Barberá de que sólo le contó «unas ideas») y le pedía autorización para arrancar el proyecto. Igualmente, se le leyó un «e-mail» intervenido, de agosto de 2004, de un empleado del consorcio de la Copa América a Nóos, en que se decía que aún «no se ha podido despachar» con la alcaldesa los temas pendientes del Valencia Summit.