Las declaraciones del diputado Andrés Ballester enmendándole la plana al presidente de la Generalitat y del PPCV, Alberto Fabra, sobre la petición de indulto al exparlamentario y exalcalde de Torrevieja, Pedro Hernández Mateo, indignaron ayer a miembros de la dirección popular. «¿Qué diferencia hay entre estas declaraciones y las que realizó el exportavoz Rafael Blasco y que provocaron su suspensión de militancia?», se preguntaban ayer responsables del PPCV. Para estos dirigentes, ninguna. En su opinión, Ballester, con sus declaraciones, no solo lesionó la imagen del presidente al poner en cuestión su autoridad „«si al señor Fabra no le parece bien [la petición de indulto], a 40 y muchos [diputados] sí nos lo parece», dijo„, sino que incurrió en una «manipulación» de las firmas de los diputados para «utilizarlas» contra Fabra.

«Fue un mero recogedor de firmas, lo que no le legitima como portavoz de cuarenta diputados, frente al criterio del presidente», añadieron, para considerar «muy reprobables» las manifestaciones. Por ello, muchos en el PP consideran que, aunque Fabra aludió ayer a posibles sanciones del grupo, es más propio del partido.

Y, en este contexto, creen que hay materia para la suspensión de militancia. Así sucedió con Blasco, el 22 de junio pasado. El PP lo apartó, no por su procesamiento en el caso Cooperación, sino por unas declaraciones a los medios en las que desafió al presidente. Luego forzó su salida del grupo. En octubre de 2009 ya ocurrió con el exsecretario general Ricardo Costa. Fue expulsado temporalmente, no por su implicación en Gürtel, sino por unas declaraciones en las que desafió a Cospedal al hablar como «secretario general», puesto del que había sido apartado dos semanas antes tras una rueda de prensa en la que elevó las responsabilidades sobre Gürtel a la dirección nacional.