La situación de la partida de ajedrez en que se ha convertido el futuro de Radiotelevisió Valenciana (RTVV) no deja de ser paradójica. El Gobierno de Alberto Fabra anuncia que mantiene el jaque sobre la cadena, que su postura sobre el anunciado cierre es invariable, pero que estudiará las ofertas entregadas ayer por el comité de empresa. Parece una contradicción a los ojos de cualquier peatón: ¿se puede estudiar algo si se tiene una idea «invariable» de antemano?

Así están las fichas en el tablero tras la reunión de ayer tarde entre el comité de empresa de Nou y el vicepresidente y portavoz del Consell, José Císcar.

Si la postura de cerrar es inamovible, la Generalitat al menos cuida la puesta en escena. El miembro del Consell se hizo acompañar de letrados de la Abogacía de la Generalitat y tomó nota de todas las propuestas de los representantes sindicales. Incluso pidió datos adicionales sobre la cifra de plantilla que el comité consideraría adecuada.

Los tendrá hoy, aunque no será una cantidad única, sino varias en función de diversos escenarios: si la externalización se mantiene o no, si se deja la estructura actual de parrilla o se realiza más producción propia? En todo caso, fuentes del comité señalaron que con la actual plantilla de 650 empleados es difícil sostener la actividad diaria de la radio y la televisión.

«Nunca nos habíamos sentido tan escuchados por un conseller», dijo la presidenta del órgano laboral, Salut Alcover, al término del encuentro. «Si todo acaba siendo un paripé, no hacían falta tantas molestias», apuntaba, más escéptico, otro de los sindicalistas participantes en el encuentro, que se prolongó durante una hora y quince minutos en la sede de la vicepresidencia en Valencia.

Císcar escuchó, pero no tocó las fichas. Su único compromiso fue el de estudiar. Y el de contestar antes del día 27, fecha prevista de la votación en las Corts del decreto de extinción de RTVV.

Ante unos márgenes de tiempo tan estrechos, el comité pidió al vicepresidente que aplace ese trámite parlamentario. «No puso mala cara», comentaba un miembro del comité de empresa. Pero fuentes del Consell aseguraban que tal posibilidad no se plantea e insistían en «la imposibilidad económica» de asumir, «ni siquiera a medio plazo», una televisión con los costes de una plantilla de 1.600 trabajadores.

El comité ofreció «ajustarse a la realidad» prevista en el contrato programa, que no existía cuando se negoció el despido colectivo, y que RTVV no cueste más de l0 que estaba previsto para los dos años próximos. Para ello, están dispuestos a «sacrificios laborales» como los ya expuestos entonces y ofrecieron prejubilaciones y bajas incentivadas. Pero Císcar no juega solo la partida, la decisión ha de ser del Consell, les dijo.