El Colegio de Abogados de Valencia se posicionó ayer en contra de la concesión indiscriminada de indultos. El colectivo lamentó que debía ser una medida excepcional que se ha convertido en ordinaria. Los abogados que se mostraron ayer más críticos tienen un gran peso en la judicatura valenciana. Vicente Grima, Juan Martín Queralt, Juan Molpeceres, Juan Vicente Monleón y Mariano Durán coincidieron en sus recelos sobre los indultos durante la presentación del Centro de la Defensa de la Defensa, un proyecto pionero y único en España que tiene como objetivo velar por los derechos de los ciudadanos ante los poderes públicos. Todos ellos forman parte del Centro de la Defensa de la Defensa, junto con el abogado Javier Boix, que ayer no pudo participar en la presentación por razones profesionales.

El posicionamiento de los letrados se produce tras la polémica por el indulto al conductor kamikaze de Polinyà del Xúquer y coincide con la petición de la medida de gracia para el ex alcalde de Torrevieja Pedro Hernández Mateo.

El catedrático de Derecho Financiero y Tributario Juan Martín Queralt insistió en que «el indulto debía ser excepcional y hoy se ha convertido en un supuesto ordinario. Basta consultar el BOE para comprobarlo. Yo me quedo alucinado viendo las publicaciones de indultos». El decano del Colegio de Abogados de Valencia, Marino Durán, coincidió con Martín Queralt en que «lo excepcional es excepcional siempre» y anunció que no dejarán de denunciarlo puesto que abusar de los indultos es «malo» tanto para el Estado como para los ciudadanos.

Vicente Grima, que es el abogado del exalcalde de Torrevieja, recordó que la finalidad del indulto es «resolver casos excepcionales. El penalista que no habló de ningún caso en concreto recordó que la medida de gracia se puede solicitar por razones humanitarias, familiares o si se estima que los hechos, aún considerados delito, pueden merecer una valoración distinta. Grima destacó que «convertir en general algo para supuestos excepcionales no parece lo debido». Juan Molpeceres lamentó la «arbitrariedad» de los indultos ya que no se exige una motivación para concederlos.