La plataforma valenciana RedNAC (Net Against Cyberfraud) es la primera red de Internet que lucha contra el fraude electrónico, un delito cada vez más frecuente en el ciberespacio.

La RedNAC, formada en su mayoría por investigadores de la Universitat de València y dirigida por la doctora Carolina Sanchis, pretende tener un alcance europeo y global, ya que el fraude electrónico no conoce fronteras.

«La legislación de prácticamente todos los países se queda en pañales, porque está pensada para luchar contra una delincuencia mucho más apegada al tiempo y el espacio» resume Sanchis.

En el caso de España, la legislación existente para luchar contra el fraude electrónico es la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que está «muy obsoleta» porque data del siglo XIX.

La puesta en común de información sobre ciberfraude, a la que contribuyen especialistas de once países de América, Europa y Australia, ayuda a la hora de elaborar reformas legislativas cuando la ley «se queda corta», afirma.

En este sentido, el Ministerio de Justicia prevé ya una reforma de la ley con medidas concretas para este tipo de delitos, como el registro telemático de equipos.

La evolución de la tecnología, utilizada con malos fines, ha propiciado los fraudes en Internet, especialmente en actividades tan comunes como las transferencias bancarias o la compraventa de artículos.

Un delito al alza

Desde los años 2000, la tendencia del fraude electrónico ha ido creciendo y a partir de 2010 este delito ha sufrido «aumentos anuales superiores al 300 %», advierte Sanchis.

Las estadísticas en las que se basa RedNAC proceden de estudios independientes, ya que los afectados, principalmente bancos, no suelen publicar datos oficiales.

«Los bancos, en general, no están interesados en divulgar sus datos de fraude porque va contra sus políticas de empresa y, además, no se les obliga a que los divulguen» añade Sanchis.

El sector bancario es el que se lleva la parte más importante de la dinámica delictiva, con datos en torno al 80 %, afirma la experta. Y los bancos españoles, en concreto, sufren de 3 a 4 ciberfraudes diarios.

Herramientas como el «phising » o el software maligno son utilizadas por los criminales para sobrepasar la seguridad de los equipos informáticos de sus víctimas.

Después, roban los datos de sus víctimas y habitualmente sustraen cantidades pequeñas de sus cuentas bancarias, en torno a un 7 % del volumen total.

Desde el punto de vista de los delincuentes, el ciberfraude es un buen negocio: su coste económico es «mínimo» y sus riesgos son menores que en otras actividades delictivas como el narcotráfico, explica Sanchis.

En cambio, las víctimas se enfrentan a la dificultad de probar los hechos en un proceso, así como a las tasas, que a veces son superiores a la cantidad sustraída.

«Tal y como está planteado el ciberfraude, antes de empezar ya ha terminado», reconoce Carolina Sanchis.

Precauciones

Para protegerse de los ciberdelincuentes, la experta recomienda teclear la dirección del banco -en lugar de copiarla y pegarla en la barra del navegador, así como desconectar en «modo seguro».

Asimismo, revisar semanalmente las cuentas permite detectar pagos que no ha efectuado el usuario. Si esto ocurre, es crucial denunciarlo ante las autoridades y el propio banco, señala Sanchis.

«Y, por supuesto, no dar nunca el usuario ni contraseña a nadie» en Internet, ya que el banco «nunca» los pediría a través de la red, agrega