La escuela Waldorf Flor de Azahar de l´Eliana está atrapada en un círculo vicioso. Su legalización no es una cuestión pedagógica, su equipo de 11 docentes está formado por maestros y profesores de Secundaria y este tipo de colegios están autorizados en cinco autonomías. El obstáculo es económico, pues para que la Conselleria de Educación autorice el centro desde Educación Infantil hasta Bachillerato al que aspiran precisan de un terreno de 6.000 m2 con 3.000 m2 construidos, lo que supone una inversión de seis millones de euros.

Isabel Mateo, coordinadora pedagógica de esta escuela ubicada en un chalé, explica que la asociación de profesores y padres que impulsa el colegio carece de fondos «Sólo tenemos 35 niños, si estuviéramos homologados tendríamos muchos más „hasta 400 dicen„ pues hay mucha demanda, pero los padres se echan atrás al saber que no estamos reconocidos».

El centro subsiste con mercadillos, festivales benéficos y al ser el único que el único en Valencia que forma al profesorado en Waldorf-Steiner, pues con lo que pagan los alumnos (entre 300 y 325 euros mensuales durante 10 meses) no es suficiente para mantener la plantilla docente. «No queremos que esta educación sea para un determinado nivel económico, sino para quienes crean en ella», dice Isabel.

Desde conselleria informan que tanto la escuela Waldorf de l´Eliana como la de Benidorm no cumplen los requisitos de superficie para ser autorizadas. En el caso de la Marina, añaden, «si que han presentado la documentación, pero al no cabeer en la legislación española están barajando adaptarse a la norma de algún país extranjero para ser reconocidos como un colegio internacional». Respecto a Flor de Azahar, desde Educación no tienen constancia de que «se haya presentado una solicitud formal, aunque sí que se hicieron consultas».

Mateo explica que tenían un terreno apalabrado en la Pobla de Vallbona e intentaron presentar un proyecto con aulas prefabricadas para abaratar costes, pero Educación lo tumbó. «A nosotros no nos dejan pero la conselleria si que tiene escuelas públicas en barracones», lamenta. Otra alternativa que estudian es la acometida por una escuela Waldorf de Valladolid que ha conseguido la homologación tras alquilar aulas a un colegio concertado. Mientras tanto, Mateo, reivindica que las familias «deben tener derecho a elegir la educación de sus hijos». Una frase que la consellera Mª José Català, ha convertido en bandera a la hora de justificar los conciertos con la enseñanza privada. Sin embargo, las familias valenciana, ni aún pagando, pueden aspirar a escolarizar a sus hijos en colegios Waldorf reconocidos como si ocurre en Cataluña, Madrid, Castilla y León, Galicia y País Vasco.