Las mujeres son mayoría en la universidad. El pasado curso eran el 54,3 % del alumnado universitario en España, dos puntos más que en la C. Valenciana. Sin embargo, en las cuatro politécnicas españolas apenas uno de cada tres estudiantes son mujeres. En las aulas de la Universitat Politècnica de València (UPV) sólo hay un 35,5 % de mujeres, casi la mitad que en la Universitat de València (UV), donde el 60,1 % es mujer al contar con muchas menos ingenierías.

No obstante, la UPV es la que más alumnas tiene de las cuatro politécnicas. Incluso descontando el efecto del Grado de Bellas Artes, donde el 68,9 % de estudiantes son mujeres, la UPV es la que presenta un mayor porcentaje de alumnas con un 33,8 %, seguida por la las Politécnicas de Madrid (31,3 %), Cartagena (28,5 %) y Cataluña (26,5 %). Y eso, que en los últimos cursos la proporción de mujeres ha retrocedido 3,8 puntos, ya que en el ejercicio 2006/2007 llegaron a ser el 37,6 % del alumnado de la UPV.

Desde hace cinco cursos la UPV lucha por paliar esta desigualdad entre hombres y mujeres en las carreras técnicas a través del Programa Valentina. Se trata de una serie de actividades y talleres en institutos de Secundaria que, bajo el nombre de Valentina Tereshkova, la primera mujer astronauta, trata de combatir los estereotipos sociales que encasillan las carreras técnicas en un territorio de hombres.

«Combatir un doble prejuicio»

José Luis Díez, director del Área de Comunicación de la UPV y coordinador del Programa Valentina, explica que el prejuicio que tienen los alumnos de ESO «es doble, por un lado cuentan con una idea preconcebida de lo que se hace en la carrera que nada tiene que ver con la realidad, y , por otro, un estereotipo sobre lo que es capaz de hacer una mujer o un hombre que tampoco es cierto pero que les ha sido inculcado a través de los usos y gustos sociales».

Estos talleres van destinados a jóvenes de tercero o cuarto de ESO (15 y 16 años) que, si sueñan con ir a la Universidad, deben plantearse ya que modalidad de Bachillerato elegir. En ellos se invita a la reflexión de los alumnos mediante «una especie de juicio a los roles de género que dicta la sociedad, debatiendo sobre el caso de un chico o una chica que quiera hacer una carrera que no es lo que se supone para su sexo», explica Díez.

Carlos Candela, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elx que junto a otros psicólogos de la UV participa en el Programa Valentina de la Politècnica, destaca que los estereotipos de género «ejercen una presión muy fuerte entre los adolescentes, tanto que pueden determinar la elección de una u otra carrera universitaria».

Para Candela el estereotipo de género más extendido entre los universitarios es aquel que encasilla a los hombres en carreras tecnológicas y a las mujeres en las Humanidades. «Esto no es más que un reflejo del estereotipo social, el prejuicio o idea preconcebida, de que el cuidado de la familia es responsabilidad de la mujer y que el hombre se debe de encargar de producir, de proporcionar el sustento familiar», observa. De ahí que haya tres veces más hombres que mujeres en las ingenierías o, por contra, que éstas sean la gran mayoría en Educación Infantil, Enfermería, Medicina o Psicología.

Estos prejuicios están«arraigados intimamente desde la infancia», continúa, «pues a través de los juguetes ´para chicos´ o ´para chicas´, los modelos que se trasmiten en las familias, los amigos e incluso los medios de comunicación „en las películas y series de televisión es difícil ver a mujeres ejerciendo profesiones masculinizadas„, hacen que todavía crezcamos en un mundo de hombres y mujeres».

El especialista también habla de «la influencia de los modelos». «Cada vez se ve más mujeres conduciendo autobuses y cuanta más se vean, más mujeres se verán representadas en esta profesión», añade. Por eso, el Programa Valentina trata de hacer más visibles a las mujeres ingenieras.

Para Candela, esta iniciativa de la UPV „cuyos talleres en los dos últimos cursos llegan a la mitad de institutos por los recortes „ es oportuna «porque uno de los problemas principales es la falta de información sobre lo que se hace en cada Grado y sus salidas profesiones, y cuando te falta información hechas mano de tus ideas propias, que están estereotipada».

Cambiar actitudes a largo plazo

Sin embargo, prosigue, «aunque los talleres están pensados para llamar la atención de los chavales, invitarles a la reflexión y descubrir una realidad», no son más que una gota en el océano «pues estamos hablando de cambiar actitudes, y eso es una tarea complicada y de muy largo plazo que no se puede hacer sin una mayor incorporación de la perspectiva de genero en la educación».

El profesor argumenta que, al igual que con la introducción de la Educación Vial al currículum de Primaria se ha logrado una mayor sensibilización de los niños, «los programas de igualdad de género tendrían que ser más visibles en la enseñanza». «No hay una asignatura de igualdad de género, en Educación para la ciudadanía se daba un poco pero ahora va a desaparece», lamenta.

Menos chicas en el Bachillerato científico

Aspirar a un futuro con mayor presencia de la mujer en las ingenierías parece a priori una quimera en la Comunitat Valenciana. El Bachillerato de Ciencias y Tecnología, la «cantera» que nutre a las carreras tecnológicas cuenta cada vez con menos mujeres según los datos de los últimos 10 años facilitados por la Conselleria de Educación. Entre el curso 2003/2004 y el pasado ejercicio 2012/2013 las mujeres que cursan el Bachillerato científico-técnico en la C. Valenciana han pasado de ser mayoría (51,9 %) en las aulas a representar el 47,6 % del total. Esto supone que en una década ha caído en 4,3 puntos el porcentaje de mujeres en este Bachillerato. Las mujeres dejaron de ser mayoría en las aulas de la modalidad científico-técnica a partir del curso 2007/2008