Más de un año de tensión y pulso interno en la negociación de las reglas del juego de primarias que cada partido quería a su medida se cerró ayer con un pacto amplio respaldado por 16 miembros de la ejecutiva. Se registraron 3 abstenciones, entre ellas una muy significativa de la secretaria de organización, Àgueda Micó. La reunión de la cúpula fue tensa hasta el punto de que se vivieron momentos en los que desde Inciativa se llegó a avisar de que si el Bloc imponía su abrumadora mayoría en el consell general de la coalición máximo órgano entre congresospara tumbar el acuerdo por la vía de las enmiendas el conflicto se saldaría con una ruptura de Compromís. El divorcio sería «al día siguiente». Fue, según varios presentes, la advertencia, tomada por la dirección del Bloc como amenaza.

Después de aplazarse la votación la semana pasada para buscar una solución más firme a un conflicto varias veces aparcado, ayer se selló un acuerdo sobre la base de las primarias abiertas a los simpatizantes mayores de 16 años, pero con un factor de corrección (se reservan los puestos 2, 5 y 7) que garantiza a las minorías su presencia en las listas. En concreto, en la candidatura europea, porque desde Compromís insistieron ayer en que este reglamento es sólo para los comicios a la UE. Se planteó de este modo para intentar despejar el camino al acuerdo, pero todos los negociadores son conscientes de que el reglamento se trasladará a las autonómicas o servirá como base. Porque, de hecho, en las europeas Compromís aspira a un diputado y «dos sería casi un milagro», apuntan, por lo que el resto de la candidatura tiene carácter testimonial.

Al pacto se incorporaron ayer la corriente Bloc d'Esquerres i Sobiranista (BES), una parte de Gent de Compromís (que agrupa a los independientes) y del Bloc Jove. De hecho, las otras dos abstenciones correspondieron a sendos representantes de estos dos últimos sectores. Ayer sí hubo acuerdo gracias a que Iniciativa del Poble Valencià cedió en dos de sus pretensiones, igual que antes había cedido el Bloc. El partido de Pasqual Mollà y Mònica Oltra renunció a su pretensión de tener total autonomía como partido para hacer uso de la llamada «reserva de pluralidad».

Dicho de otro modo, que si candidatos del Bloc copaban, porque así lo dictaba el resultado, varios puestos seguidos, se cedería la plaza a Iniciativa o Els Verds, y la dirección del partido elegiría a su representante. Finalmente, por exigencia de los críticos del Bloc, el puesto se reservará pero será ocupado por el candidato no nacionalista que se haya presentado a primarias y haya obtenido el mejor resultado. El segundo punto en el que acabó cediendo Iniciativa fue la posibilidad de enmendar el pacto en el consell general de Compromís. Finalmente podrán presentarse enmiendas, que necesitan de una mayoría cualificada de dos tercios para aprobarse.

La ejecutiva aprobó también avanzar hacia la conversión de la que se autodenomina «coalición estable» para convertirla en federación de partidos, al estilo de Convergència i Unió (CiU). Una decisión que, en primera lectura, apunta hacia la consolidación de un matrimonio estable, pero con separación de bienes por desconfianza mutua. El sueño de diluir todas las siglas en Compromís, que pasaría de coalición a partido, se pospone por exigencias de la cruda realidad, que impone consagrar las actuales formaciones asociadas.