El último objetivo del escrache a políticos en la Comunitat Valenciana ha tenido una víctima sorprendente. No se trata de un político de primera fila, ni siquiera de un personaje que desarrolle su actividad en la actualidad. La localidad de Rocafort (l´Horta Nord), a pocos kilómetros de Valencia, ha amanecido este pasado fin de semana repleta de carteles señalando al exdirector general de Radiotelevisió Valenciana Pedro García por su condición de imputado en el caso Gürtel.
García, que aparece retratado simulando una ficha policial reside actualmente en Rocafort, según pudo confirmar este diario. «Se encuentra entre los honrados vecinos de Rocafort», rezan los carteles. Y añade: «Se embolsó 500.000 euros durante la visita del Papa. Si tienes la desgracia de cruzártelo ¡¡¡cuida tu cartera!!! Ya te ha robado antes».
Desde el ayuntamiento, al que este acto ha pillado por sorpresa, confirmaron que, efectivamente, los carteles aparecieron colgados el sábado en multitud de zonas del municipio. No pudieron señalar a los responsables (los carteles tampoco van firmados) y, del mismo modo que aparecieron, ayer domingo fueron retirados en su mayoría. Con todo, las redes sociales amplificaron este escrache. Desde internet se difundió la foto, que generó reacciones encontradas entre vecinos de la localidad.
Pedro García, que fue director de comunicación de Francisco Camps antes de saltar a la jefatura de RTVV, está imputado dentro de la pieza del caso Gürtel centrada en la visita del Papa Benedicto a Valencia en 2006. A García, amigo íntimo de El Bigotes, se le investiga por la concesión a la empresa leonesa Teconsa de la sonorización y montaje de las pantallas para la cobertura de aquella visita papal, un contrato de más de 7 millones del que supuestamente se derivaron varios millones en comisiones ilegales al entramado de Francisco Correa y varios comisionistas. Uno de los beneficiarios del reparto, con medio millón de euros, habría sido García, que está imputado por cinco delitos en la causa que se instruye en Madrid.
En los últimos meses, los escándalos de corrupción y la desafección ciudadana ante la clase política o los bancos por la crisis y sus efectos ha motivado multitud de episodios de presión pública. Dirigentes como el popular González Pons denunciaron la visita de ciudadanos indignados a su vivienda.
