­El Consell ya ha iniciado el trámite para disolver la Sociedad de Proyectos Temáticos de la Comunitat Valenciana, la mercantil que creó el PP en diciembre de 1996 para desplegar toda su política de grandes eventos y lanzar iniciativas de ocio millonarias con resultados ruinosos.

El proceso de liquidación de la entidad pública, al menos esa es la previsión que maneja la Conselleria de Hacienda, que dirige Juan Carlos Moragues, culminará a finales de 2014 y supondrá, además, que la Generalitat asumirá de forma directa los 650 millones -alrededor de 110.000 millones de las antiguas pesetas- en deudas que la mercantil acumulaba hasta ahora, de acuerdo a los datos del último informe de la Sindicatura de Cuentas.

El procedimiento de disolución de Proyectos Temáticos arrancó hace tan sólo unos días cuando el máximo órgano directivo de la sociedad, en cumplimiento de una disposición incluída en la Ley de Acompañamiento, acordó la contratación de una asesoría jurídica externa para timonear la liquidación. A diferencia de otros procesos de cierre que se complicaron por el volumen de las plantillas como, por ejemplo, el de Canal 9, el trámite para clausurar Proyectos Temáticos no presenta obstáculos con el personal —la empresa cuenta, según fuentes de la conselleria, con alrededor de una veintena de trabajadores— pero sí tiene que afrontar un largo procedimiento de traspaso de competencias y de negociación para buscar una salida a proyectos que ahora mismo están bajo la tutela de la mercantil como el auditorio de Torrevieja, la Ciudad de las Lenguas de Castellón o el inacabado centro cultural de Benidorm.

En estos momentos, el plan de la Conselleria de Hacienda pasa por culminar todo el proceso de disolución a finales de año.

A la espera de la Volvo Ocean

No será efectivo, explicaron estas mismas fuentes, hasta que se celebre durante el próximo mes de octubre la salida de la Volvo Ocean Race, una competición que volverá a tener como punto de inicio la ciudad de Alicante. Cuando pase ese evento, la Generalitat acelerará el paso.

Traspasará los activos de la sociedad y también los pasivos. Eso le supondrá a las arcas autonómicas tener que hacerse cargo de una deuda de 650 millones. Buscará una solución viable para los proyectos que están actualmente en marcha -ejecución, culminación y traspaso a otras instituciones- y, finalmente, se distribuirán todas las competencias entre los departamentos autonómicos.

Será el punto final a una empresa que ha liderado iniciativas ruinosas para la Comunidad como Terra Mítica, la Ciudad de la Luz o el aeropuerto «sin aviones» de Castellón y que, además, se había convertido en un pozo sin fondo.

Conforme a los datos de la Sindicatura de Cuentas, en el último año auditado -2012- la mercantil perdió 96 millones y fue la tercera sociedad del sector público que acumuló más «números rojos».

Al margen del ahorro, el cierre de la mercantil -heredera de la Sociedad Parque Temático de Alicante, impulsora inicial del complejo de ocio de Benidorm- tiene un efecto simbólico: certifica el final de una forma de hacer política y, sobre todo, de gestionar los fondos públicos para desarrollar grandes fastos que el PP desplegó durante años en la Generalitat.

La Comunitat Valenciana, a día de hoy, es la segunda más endeudada de España con un lastre financiero superior a los 30.000 millones de euros.

En los últimos dos años, la Generalitat, obligada por Cristóbal Montoro, ha tenido que ejecutar un plan de adelgazamiento de sus entidades públicas. Cuando finalice, habrán desapararecido 69 entes y el sector público valenciano inflado hasta el infinito por el PP desde 1995 se quedará en casi la mitad.