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La nueva agricultura

Riurau, mercat y ahora libros

Un zoco sin intermediarios y con productos locales convierte a Jesús Pobre en punta de lanza del nuevo ruralismo - El mercado ayuda a recuperar bancales de cultivo abandonados

Riurau, mercat y ahora libros

Cuando nada escapaba a la vorágine urbanística, el gran riurau de Jesús Pobre era una ruina. La estampa resultaba paradójica. Incluso las grúas habían llegado a esta entidad local menor lo es de Dénia, pero el viejo riurau apenas se aguantaba en pie. Hoy todo ha cambiado. La construcción es un erial. Y el gran riurau, que vivió su esplendor en los tiempos del comercio de la pasa, atraviesa una segunda juventud. Desde el pasado 7 de julio, cada domingo se llena de vida. Se celebra el Mercat del Riurau, que poco tiene que ver con esos mercadillos folclóricos y casi de adorno a los que se han aficionado tantos pueblos. Este zoco tiene mucho más recorrido. De momento, ya ha obrado el milagro de que los agricultores (en Jesús Pobre no hay nadie que no tenga un bancalet) recobren el gusto por trabajar la tierra.

«Este mercado es una plataforma que difunde el ruralismo como nuevo modelo económico. Ha recuperado la autoestima de los agricultores, que vuelven a sentirse orgullosos de ser llauradors», explica Carles Hostalet, que es uno de sus impulsores.

La Associació de Veïns de Jesús Pobre, que en 1995 enarboló el lema de «Volem ser poble» y precipitó la creación de la entidad local menor (hasta entonces Jesús Pobre era una pedanía de Dénia), apostó por este mercado para dinamizar la economía local y promover el comercio agrícola y artesanal sin intermediarios. Andreu Costa y Xavier Mulet vieron en esta iniciativa la posibilidad de reivindicar la cultura agrícola de la Marina Alta.

Carles Hostalet comenta que han metido en la coctelera conceptos como el nuevo ruralismo, la ecología y el comercio sostenible, es decir, sin intermediarios. El éxito del experimento se ve cada domingo. Además, si las verduras y frutas, todas de temporada, o los dulces y cocas de la tierra alimentan el estómago (y un poco también el alma), ahora este mercado también le proporciona manduca al espíritu. Mañana, llegan los libros al Mercat del Riurau. El profesor y escritor Carles Mulet moderará una tertulia literaria que pondrá el foco en la literatura y la cultura popular y en la fiesta del Carnestoltes. Además, se liberarán e intercambiarán libros.

Este mercado muda sus hábitos según la estación. Ahora, se celebra los domingos por la mañana, pero a partir de marzo, cuando ya las noches empiezan a ser más agradables, se abre al tardet.

Hostalet está convencido de que el Mercat del Riurau responde «a una sensibilidad que palpita en este pueblo y que también tiene otras formas de expresión». Y cita unas cuentas: la fiesta de l'escaldà del raïm, que está en trámites de declararse BIC inmaterial, el concurso de vino del terreno, la trobada de la tomaca autòctona? También advierte de que el éxito de este zoco es que «ha surgido de abajo a arriba». De ahí que desde el principio se implicaran los agricultores y artesanos de toda la vida.

Mientras Carles en el bar Rosita de Jesús Pobre explica a este diario los pormenores del Mercat de la Terra, se acerca a la mesa Vicent Mahiques, quien, tras años de trabajar en un banco y verse afectado por un ERE, ha vuelto a la tierra. Cultiva sus tierras de la partida dels Benimadrocs, que no están exactamente en Jesús Pobre, sino ya al otro lado del linde, en el término de Xàbia. «Sí, fueron de mis padres y antes de mis abuelos. Alrededor se han construido chalés, pero nosotros nos negamos a vender esas tierras y ahora cultivo hortalizas».

Vicent tiene una parada en el Mercat del Riurau y allí vende sus frutas y verduras; todas de secano. Le explica a Carles que estos días pasados sembró a mano garbanzos y guijas. Las guixes, que son una legumbre parecida a las lentejas, se las quitan en el mercado de las manos. La gente le comenta que hacía muchos años que no veía guijas. Y las compran para hacerlas, sobre todo en un arroz con conejo. «La verdad es que hacía falta que hiciéramos algo para nosotros. Y este mercado lo es. Estamos vendiendo algo que es nuestro, y los compradores lo aprecian», sentencia Vicent.

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