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'Mars One'

De Bugarra a Marte sin billete de vuelta

El astrofísico valenciano José Vicente Díaz es uno de los 1.058 preseleccionados por el proyecto «Mars One» para establecer una colonia humana en el planeta rojo en el año 2025

Díaz, en el observatorio de Aras de los Olmos. Levante-EMV

De pequeño soñaba con ser astronauta. Ahora sueña con ser marciano. Aunque es el adjetivo que más escucha últimamente, José Vicente Díaz no es ningún loco. A lo sumo, un ilusionista, un apasionado, un aventurero. Un enamorado del espacio, de las estrellas, de la astronomía.

Tiene 41 años, es astrofísico, vive en Bugarra (811 vecinos, els Serrans) y dirige una empresa de turismo astronómico que divulga el conocimiento del Universo en observatorios astronómicos, con telescopio y mediante la observación a simple vista. Pero lo que agita su vida desde hace menos de un año es la misión «Mars One», la iniciativa privada que pretende establecer una colonia humana en Marte a partir del año 2025 con una dura condición: los astronautas elegidos no podrán volver nunca más a la Tierra una vez se asienten en el planeta rojo.

Después de una respuesta masiva de 200.000 personas de todo el mundo interesadas en participar en el proyecto, en ser uno de los 24 tripulantes que viajarían a Marte dentro de una década para no regresar nunca más, la organización ha preseleccionado a 1.058 candidatos de 107 países. Entre los 38 finalistas españoles figura José Vicente. Ahora está inmerso en la segunda criba: una revisión médica para examinar su estado de salud que ya ha enviado y es bueno y una entrevista que realizará a partir de abril.

Ahí expondrá sus razones para hacer ese viaje de no retorno. Él no está casado, no tiene hijos, no tiene pareja. Vive con sus padres. Y no le importaría no volver a pisar la Tierra. «Para mí, tener la posibilidad de ser astronauta y hacer un viaje interplanetario es un sueño. Ya sea ir a Marte, a la Luna o a un asteroide, sólo el hecho de participar en un proyecto así me entusiasma. Porque sería como los antiguos navegantes, que no sabían si iban a volver a casa y marchaban con el espíritu de descubrir otro mundo e investigarlo».

La emoción aflora a su garganta cuando sueña en voz alta con pertenecer a la primera expedición de terrícolas que pisen Marte y lo hagan para quedarse. «Si llegáramos a Marte mis compañeros y yo seríamos los primeros marcianos, y eso sería muy importante», así comienza su vídeo de 40 segundos gracias al que pasó la primera fase.

El proyecto, con un coste estimado de 4.000 millones de euros que se pretenden recaudar a través de ayudas privadas y públicas, ha sido cuestionado desde ámbitos científicos por ser considerado imposible con la tecnología actual. También ha levantado la polémica porque contempla financiar una parte de la iniciativa con la venta de derechos televisivos de un reality show que empezará a emitirse ya en la etapa de selección. Durante los próximos cuatro años, «Mars One» quiere reducir la selección de aspirantes a sólo 40 candidatos finales. Los seleccionados entrenarán en grupos durante siete años y el objetivo de la compañía es que una audiencia global vote qué equipos viajarán a Marte en 2025 para convertirse en la colonia humana fuera de la Tierra.

¿Ciencia ficción barnizada de espectáculo? Puede ser, pero José Vicente Díaz no quiere bajarse de la nave y sigue soñando. «Con la tecnología actual no es posible: nunca llegaríamos vivos. Pero quedan diez años. Es posible desarrollar los medios», confía. El viaje interespacial duraría unos siete meses. Primero lanzarían a un grupo de cuatro astronautas. Se realizarían un total de seis viajes y los humanos estarían instalados en módulos encapsulados de 50 metros cuadrados por persona. José Vicente ya se ve allí. «Cuando ahora miro Marte por el telescopio pienso que dentro de nada podría estar allí y ver la Tierra como un puntito azul a lo lejos», cuenta.

Envío de sondas desde 1963

De momento está en Bugarra, a una distancia de entre 60 y 100 millones de kilómetros según la posición de ambos astros del planeta rojo, al que han llegado sondas espaciales desde 1963 (con la pionera Marsnik 1 soviética) pero que nunca ha pisado el hombre.

Ese primer paso sobre Marte maravilla al astrofísico valenciano. «Será un paso enorme para la humanidad, pues todo lo que se investigue para poder realizar el viaje con seguridad (protección contra la radiación, tecnología de telecomunicaciones, estudio del cuerpo humano, psicología de grupo) se podrá aplicar en la Tierra». Además, él subraya la «importancia» de investigar in situ para poder averiguar más sobre nuestra propia existencia.

Ciencia aparte, lo que más inquietaría a cualquiera es la faceta humana. No volver a la Tierra. Pero es lo que menos preocupa a José Vicente Díaz. «Es cierto que no hay retorno, todos los que nos hemos apuntado lo sabemos. Por tecnología, combustible o adaptación al medio es difícil volver, aunque no imposible. Pero eso no es un problema dice, pues somos parte de un proyecto enorme y pasaremos a la Historia».

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