La «linea roja» contra la corrupción del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, tiene tantas curvas y recovecos que se adapta como un guante a las necesidades del PP. La cúpula regional popular sigue contando como gerente y responsable del control de sus cuentas con Cristina Ibáñez, una de las imputadas en el sumario de Gürtel que investiga una supuesta red de financiación ilegal del PP en los comicios autonómicos de 2007. Justo hace ahora casi dos semanas, el jefe del Consell presumió en Madrid de haber «limpiado» la dirección del PP de imputados por corrupción y redobló la presión contra los cargos con escaño en las Cortes que pasen a la situación de procesados como ocurre, por ejemplo, con la alcaldesa de Novelda y expresidenta de las Corts, Milagrosa Martínez, encausada también en Gürtel pero en la pieza que analiza el supuesto amaño en las adjudicaciones de los estands de Fitur a El Bigotes, jefe de la red corrupta en la C. Valenciana.

Esta nueva vuelta de tuerca contra los imputados acomodados en la bancada popular de las Corts le ha abierto un nuevo frente a Fabra. Le acusan de una «doble vara» de medir que, por un lado, ajusticia a los antiguos colaboradores de Camps, pero que, por contra, amnistía a cargos afines a Zaplana o a los que el jefe del Consell le conviene, como en el caso de la gerente popular Cristina Ibáñez.

No se trata de un puesto menor, el de Ibáñez, en el organigrama del PP. Controla las cuentas, los pagos, su firma permite realizar movimientos de fondos... Ibáñez no sólo continúa como gerente sino que, además y como responsable de la contabilidad, esta en el comité para las próximas elecciones europeas cuando, precisamente, el delito que se le imputa es la supuesta financiación ilegal del PP en los comicios autonómicos de hace ahora siete años, una cita que convirtió a Camps en el presidente de la Generalitat más votado de la historia. Es cierto que la cúpula nacional del PP es la que tiene la potestad de nombrar a los gerentes. Pero también que, en un momento dado, se puede forzar un relevo.