Catorce minutos (de 12.14 a 12.28 horas) dan para muchas confesiones y paños calientes. Es el tiempo que estuvieron reunidos ayer, en la cuarta planta de la sede de Blanquerías, el líder del PSPV, Ximo Puig, y la eurocabeza de lista y vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano. Tras el ninguneo de Ferraz a los socialistas valencianos en la lista europea los que el PSPV quería que entraran se quedaron fuera y los que no pretendía echar, acabaron en la calle y la queja pública de Ximo Puig, la número dos federal aprovechó su visita fallera para intentar sofocar el incendio en vísperas de la «cremà».

El lunes, el propio Alfredo Pérez Rubalcaba telefoneó a Puig para tranquilizar los ánimos y recomponer la relación de cara a unos meses que serán claves para el secretario general del PSOE. Las europeas servirán para testar la salud del partido y condicionarán la decisión final de si salta a la arena en primarias para elegir en noviembre al candidato a la Moncloa. Tras su encuentro, Valenciano y Puig encabezaron la comitiva socialista en el pasacalle con visita a la Falla del Pilar y fin de trayecto en la mascletà. La vicesecretaria aprovechó para elogiar a Ximo Puig y su apuesta por las primarias abiertas. «Los valencianos están de enhorabuena por tener un candidato como Ximo Puig elegido en primarias que va a producir el cambio que necesita la Comunidad», afirmó.

Hizo, además, un guiño al PSPV al abrir las puertas a la posibilidad de que el sistema se aplique en la elección de candidatos a alcalde en las grandes ciudades. En presencia de Puig y del portavoz de Valencia, Joan Calabuig, dos valedores de ese sistema, Valenciano indicó que el modelo de que voten los simpatizantes «se podría trasladar a otros escenarios», apuntó, si bien apostó por «buscar consensos» en el PSOE en este punto porque «no todos tienen la misma perspectiva». Pese a las palabras de Valenciano, la dirección federal no sólo se mostró reacia sino hasta combativa en contra de las primarias abiertas hasta el punto de enterrarlas para las grandes ciudades en el comité federal celebrado el 18 de enero.

En su intento de acallar el malestar, Valenciano se esforzó en poner en valor la presencia del PSPV en la candidatura y negar cualquier ánimo de venganza de Ferraz por el congreso de Sevilla y por defender contra el federal el voto de los simpatizantes en la elección del candidato. «Quien interprete que ha habido venganza es maledicente. Las primarias abiertas son una apuesta de Ferraz, se han adoptado de acuerdo con el criterio de la dirección federal», comentó a este periódico. «Es una fórmula de participación de la gente y hacen falta más fórmulas para participar en las políticas; todo esto nos reconcilia con los votantes», agregó.

Alguna foto y ningún insulto

Lejos de admitir la marginación valenciana en la candidatura proclamó: «Nunca el PSPV ha tenido un representante tan arriba en la lista». Inmaculada Rodríguez-Piñero, que integró la comitiva fallera, «tendrá un protagonismo evidente en la campaña, es la economista de la candidatura». «Una excelente candidata, una de las personas más relevantes de la dirección del PSOE, el PSPV está muy bien representado», agregó antes de salir al balcón municipal y no sin antes recordar que ella es «casi la mitad valenciana». Tiene casa en Altea, donde pasa los fines de semana.

Con pañuelo fallero anudado al cuello, pantalón vaquero, chaqueta entallada color crema y bolso Calvin Klein, custodiado durante todo el recorrido por un asesor/ayuda de cámara, Valenciano buceó dos horas y media por el ambiente fallero junto a su amigo y portavoz municipal, Joan Calabuig, entre otros, para comprobar que el público todavía no se entrega al socialismo pero ya se desterraron los insultos de los tiempos en los que el trasvase del Ebro ondeaba en el mástil del Palau. En algún caso hasta le pidieron fotos. Por ejemplo, al final de la calle Maldonado, debajo del cartel «Calatrava et toca la fava», que colgaba de una ventana. El fan que pidió el posado de recuerdo tenía truco. Era «Mingo» Soto, concejal del PSC en Sant Adrià de Besòs.