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Medio Ambiente

La falta de agua del Júcar frenó 7 veces el rescate de l'Albufera

La culminación de las obras de saneamiento permite la aparición efímera de «fases claras» en las que el lago inicia el proceso de recuperación

El exceso de clorofila provocado por la abundancia de nutrientes vuelve verdes las aguas del lago e impide su recuperación. m.r.w.

La recuperación de la Albufera no es una utopía y ni siquiera un lejano objetivo a alcanzar, sino una realidad que ya se ha producido siete veces al menos en las dos últimas décadas aunque su consolidación ha sido abortada por el corte del flujo de aguas limpias del Júcar que ahora oficializa en Plan Hidrológico de la Demarcación Júcar.

Desde principios de los años noventa y más acusadamente desde la finalización de las obras «esenciales» de saneamiento, la Albufera ha recuperado varias veces por unas horas un estado similar al que tenía previamente al colapso que sufrió en los primeros años setenta debido a la contaminación.

El problema es que ahora, cuando finaliza la ejecución de las últimas obras de saneamiento previstaslos tanques de tormenta en el entorno del colector Oeste para evitar que lleguen al lago los lavados contaminados que desbordan con las lluvias no hay agua del Júcar asignada para acelerar el proceso.

La «fase clara»según los especialistas es producida por una sustitución de las poblaciones fitoplanctónicas de algas verdes filamentosas por otras «más habituales» (microalgas) y la aparición de zooplanctonprincipalmente la Daphnia que se alimenta y actúa como depredador de las anteriores. «Entre otros factores que, al parecer, influyen en la existencia de estas fases está el importante flujo de aguas limpias que supone el vaciado de los arrozales tras la ?perellonà? (enero-febrero) y una climatología favorable», según admite la propia Confederación Hidrográfica del Júcar.

«Si la reducción de aportes contaminantes prosiguiese de forma que el nivel de cianobacterias baje lo suficiente, cabría esperar una evolución del estado de lago desde la hipertrofia y quizás, permitir de nuevo la aparición de macrófitos» o vegetación sumergida que resulta esencial para la recuperación definitiva del lago, añaden.

En 2014 está prevista la finalización de los tanques de tormenta que complementan el colector Oeste y que impedirán que lleguen los últimos contaminantes al lago. El problema es que el nuevo marco establecido por el Plan Hidrológico de la Demarcación Júcar no solo no contempla caudales «ambientales» de «perellonà» para los arrozales que se alimentan de la Acequia Real (Sollana), sino que tampoco establece reservas de agua limpia en Tous para acudir al rescate del lago con «lavados» en verano, cuando la acumulación de cianobacterias es mayor. Además, cede a los caudales de las depuradoras cargados de fósforo y nitratos el sostén hídrico del lago.

La recuperación es posible

La primera «fase clara» documentada se produjo el 20 de marzo de 1996, cuando el agua registró índices de transparencia de entre 63 y 100 centímetros frente a los 20 centímetros habituales.

En 1997 y 1998 el fenómeno no se repitió, aunque sí en 1999, cuando el índice de clorofila bajó hasta niveles de entre 1 y 3 microgramos por litro frente a valores medios de 10 microgramos.

En 2000 y 2002 fue posible ver el fondo del lago. También en 2003, 2006 y 2007. En 2009, pese a un aporte extraordinario de aguas de Tous, la «fase clara» no se produjo, lo que evidencia, como confirma el modelo «Cabhal» desarrollado por el ingeniero Miguel Mondría, que si no se corta el flujo de nutrientes un hecho que se producirá este año en la parte que llega por las acequias vinculadas al colector Oeste, la dilución aportada por las aguas del Júcar puede ser insuficiente para recuperar el lago.

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