Tener grandes ideas y poner en práctica la física y la tecnología en ellas puede tener unos resultados sorprendentes. Así lo demostraron los jóvenes del futuro ayer en el paseo sur del Museo de las Ciencias de Valencia. Con una simple fórmula matemática estos alumnos hicieron «magia».

El Jardín se llenó de mesas independientes en las que hacían sus experimentos. Cada grupo estaba formado por dos alumnos y explicaban el objetivo que querían conseguir, qué materiales utilizarían y el principio científico que pondrían en práctica. El procedimiento se repetía cada vez que alguien se acercaba a la mesa de combate. «Lo interesante además es que el público también puede votar mediante el código que hay en cada mesa» explicó Javier Egea, profesor del colegio Sagrada Familia de Silla.

Los estudiantes defendieron sus proyectos con gran entusiasmo y simpatía ante el público. Todos tenían su atractivo especial, entre ellos, una «espuma de fuego», una impresora 3D o una «botella voladora».La espuma de fuego se obtenía por un principio físico. «Insuflamos gas en la espuma y obtenemos unas burbujas de gas inflamable que con el contacto de fuego, prende», indicó Carla Oltra, alumna de secundaria.

Otros no tuvieron tanta suerte. Una de las exposiciones del IES Josep Borràs, era demostrar el funcionamiento de una «vivienda sostenible». La base del proyecto era poner en marcha placas solares pero el mal tiempo lo imposibilitó. Aún así, afirmaron «haber defendido su proyecto con la explicación correspondiente al detalle». En este sentido, Raquel Fernández, una de las concursantes de este equipo, afirmó solo con participar «ya le recompensaba».