La Conselleria de Educación que preside M.ª José Català lleva un año incumpliendo la recomendación de la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, que le insta a suprimir el polémico criterio que excluye del transporte escolar a todos los alumnos de Primaria y Educación Secundaria Obligatoria (ESO) que viven a menos de 3 km de distancia del centro escolar. Este requisito, que se implantó en el curso 2012/2013 con el fin de ahorrar en autobuses, se ha mantenido para este curso 2014/2015 pese a que la convocatoria del servicio se publicó cuatro meses después de la recomendación de Becerril. Y es más, Educación no tiene intención de variar este criterio en las bases para el próximo curso.

La recomendación en que el Defensor del Pueblo pide el fin de la línea recta se basa en que «dicha distancia no es en absoluto indicativa de la que efectivamente deben recorrer los alumnos, ni de la mayor o menor duración y coste de los desplazamientos escolares, que no transcurren por una línea imaginaria trazada sobre un mapa, sino por caminos o carreteras transitable». «Ese dato de distancia real es el que habría que tenerse en cuenta» a juicio de esta institución».

Becerril insta a Educación «a establecer otro tipo de requisitos (económicos, sociales...) para determinar los beneficiarios». El nuevo criterio, concluye, «debe reunir las características de objetividad y razonabilidad que exige la jurisprudencia constitucional».

Desde Educación responden que la ley «sólo obliga a proporcionar transporte a aquellos alumnos que tienen que desplazarse fuera de su municipio si en su municipio no hay colegio». No obstante, añaden, el Consell «va más allá y a aquellos que no se desplazan a otro municipio, pero el centro se encuentra a más de 3 km en su mismo municipio, en línea recta, también se lo proporciona». Para Educación este «es un criterio totalmente objetivo, fuera del alcance de interpretaciones por parte de la Administración y de los interesados».

La cuestionada línea recta ha desatado numerosas protestas de las familias, la más celebre de ellas la de las madres de Montserrat que el pasado curso adquirieron fama mundial al posar en un calendario erótico para recaudar fondos para el autobús de 83 niños. Este grupo sigue su lucha con un desfile de cuerpos pintados que acaba de protagonizar. También ha llegado a los tribunales con un contencioso interpuesto por Compromís, que ha solicitado incluir el informe de Becerril en la causa.