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Inmigración

"Fui a firmar los 'papeles' y me metieron en un avión a Colombia"

La policía deporta a un joven inmigrante tras acudir a la comisaría para solicitar el permiso de residencia

Querton Hurtado en una exhibición en Castelló, antes de ser expulsado del país. Levante-emv.

A Querton Hurtado le cambió la vida cuando menos lo esperaba. El pasado 25 de febrero, este ciudadano de origen colombiano y 30 años de edad, fue deportado por la Policía Nacional en un avión que voló desde Barajas hasta la ciudad de Bogotá. Apenas unas semanas antes, Querton se había presentado en una comisaría de Castelló, lugar en el que vivía con su novia desde hacía varios meses, con la intención de iniciar los trámites para regularizar su situación en España. Había logrado encontrar un trabajo en un gimnasio y le iban a contratar. «Al poco tiempo de haber ido, un día que estaba en casa me llamaron y me dijeron que fuera para un trámite rutinario, pensaba que iba a firmar los 'papeles', pero me mandaron en un avión de vuelta a Colombia», relata Querton a Levante-EMV desde su país natal.

Querton Hurtado viajó a España en 2009. Llegó a Madrid y trabajó como socorrista durante el verano, pero a los pocos meses se le terminó el trabajo y también la vigencia del visado. En 2011 fue detenido y se le abrió un expediente por no tener la documentación en regla. Querton alegó contra ello gracias a la ayuda de un abogado y como no se le volvió a requerir, creyó que el proceso había quedado zanjado. Pero la realidad es que no había sido así.

Durante el pasado enero, al joven le ofrecieron un puesto de trabajo en una empresa de Castelló, donde estaba residiendo con su pareja. Por esa razón, Querton se presentó en una comisaría de la capital de La Plana y solicitó iniciar su regularización lo antes posible.

Unos días después, dos agentes le hicieron una visita a su casa. «Decían que tenía que acompañarles, pero al final se conformaron con que les sacara el pasaporte. Le hicieron una foto con el móvil y luego se fueron». Poco después, Querton recibió una llamada desde la comisaría. Tenía que acudir allí «para cumplir un trámite rutinario», explica.

El 24 de febrero Querton fue detenido en la comisaría a la que había ido acompañado por su novia con la idea de que iba a obtener su permiso de residencia en España. Se equivocaba. «Me hicieron firmar un papel que ponía que podía hablar con un abogado y llamar por teléfono, pero no fue así», narra el joven colombiano. Pocas horas después de ser detenido en Castelló, Querton fue trasladado por carretera hasta las dependencias policiales de Zapadores, en Valencia. Allí pasó la noche, junto con otros inmigrantes preparados para ser deportados al día siguiente. El 25 de febrero por la tarde Querton entraba esposado en un furgón policial con el que partía rumbo al aeropuerto de la capital de España, al igual que otros inmigrantes y un grupo de policías. «En ningún momento pude llamar por teléfono a nadie, ni siquiera cambiarme de ropa, nadie sabía dónde estaba», insiste Querton. Ya en Madrid, los que viajaban en el vehículo de la policía subieron a un avión listo para despegar hacia Latinoamérica en uno de los «vuelos de la vergüenza», como les llaman algunos colectivos sociales.

«Seríamos unas 60 personas para deportar, pero había el doble de policías». A ninguno de ellos le esperaban en la terminal de Bogotá. «Nada más llegar fui a la embajada española en Colombia y me dijeron que no tenían constancia de estos vuelos y que no podían hacer nada», subraya Querton, al que no se le han quitado las ganas de volver a España. «No guardo rencor, la gente allí siempre me ha ayudado. Si pudiera, volvería ahora mismo, sin pensármelo», declara Querton a más de 8.000 kilómetros de distancia.

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