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Sindonología

El Sudario visita la Síndone

Cientos de personas acuden al Centro Español de Sindonología de Valencia a ver las réplicas de la Sábana Santa y del paño que se venera en Oviedo como parte de la mortaja con la que se cubrió el rostro de Jesús en el sepulcro tras su muerte

El Sudario visita la Síndone

Son los cuatro metros de tela más famosos del mundo. La Sábana Santa, quizá la reliquia más venerada de la cristiandad, tiene una de sus réplicas más fieles en la sede del Centro Español de Sindonología (CES), en la calle Barcelonina de Valencia. Ayer, con motivo del Viernes Santo, el día en que, según la tradición, Jesucristo fue envuelto en la sábana donde quedó su imagen «impresa», a falta de un término mejor, tras su resurreción, el CES realizó una jornada de puertas abiertas. A la sede del centro se acercaron cientos de personas que vieron, además de la réplica de la Síndone y del Santo Cáliz que se venera en la Catedral de Valencia, una reproducción del Santo Sudario, que se guarda en la Catedral de Oviedo.

La tela, que llegó a la capital asturiana durante el siglo VII, es, como describe el presidente del CES, Jorge Manuel Rodríguez, «una tela sucia, arrugada y vieja» que es venerada como el sudario que cubrió el rostro de Jesús una vez amortajado en el sepulcro. La creencia popular dice que la tela llegó a Oviedo tras ser sacada de Palestina y tras pasar por Cartagena, Sevilla o Toledo. El sudario no muestra la faz de Cristo, como sí ocurre en la Sábana Santa.

Ayer, se esperaban unas seiscientas personas en el CES, donde desde 2008 se exponen las réplicas de las reliquias de que dispone el centro. Además de la Sábana Santa, la más observada y fotografiada, el CES cuenta con una imagen del negativo de la Síndone, donde se ve con claridad la silueta del hombre de la sábana, una reproducción del cadáver, con las heridas que aparecen en la tela, obra del catedrático de Escultura de la Universidad de Sevilla, Juan Manuel Miñarro, y réplicas de los clavos de la cruz, de la corona de espino, hecha con plantas traídas de Jerusalén, e incluso del látigo romano, con tabas o bolas de metal en las distintas colas, con el que se azotó a Jesús. A la espera de la ostensión de la Sábana Santa del año que viene, Valencia fue, ayer, el mejor lugar donde ver dos de las réplicas más veneradas de la cristiandad.

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