Apenas dos horas pudo conciliar el sueño Inma, la «mujer burbuja» de Torrent en su primera noche de dormir en el interior de su coche, donde desde hace dos días vive y pernocta obligadamente para alejarse de las partículas químicas que se desprenden de los trabajos de pintura que esta semana comenzaron en la escalera de la finca de su casa y que dañan gravemente su salud al estar afectada por el síndrome de Sensibilidad Química Múltiple (SQM) que le diagnosticaron en el hospital General de Valencia hace cuatro años, como informaba Levante-EMV en exclusiva.

Durante el día, Inma y su hija Estefanía instalan su «campamento rodante» en el aparcamiento de un centro comercial situado a las afueras de Torrent y de noche, regresan a dormir a una calle del núcleo urbano, próxima a su domicilio, para sentirse más seguras y menos expuestas.

La primera noche al raso se complicó con el esguince que la enferma se había hecho unas horas antes al caerse ante el portal de su casa, cuando salían ella y su hija con los enseres imprescindibles para pernoctar fuera. «Intenté contener la respiración desde mi casa hasta la calle pero cuando faltaban cuatro escalones no pude más, inhalé, me pegó una bofetada por dentro todo lo que había en el aire y al salir del portal me desplomé», relata la afectada a este rotativo. Del golpe, se torció el pie y tuvo que visitar dos veces urgencias, la primera en el General y la segunda en el centro de especialidades de Torrent.

Esos fueron los prolegómenos de su primera noche en el interior del vehículo, con su hija recostada en el asiento del copiloto y ella arrellanada en la parte de atrás. Por la mañana, Inma se dirigió a la gasolinera del centro comercial para que su hija que había cogido frío durante la madrugada, tomara algo calentito. «Yo solo un yogur y un poco de fruta», precisa. El mismo menú frugal para la cena y el desayuno.

Noche eterna

Inma intenta mantenerse con ánimo y bromea con lo de su «chalé rodante», que es como denomina a su coche, pero también se tambalea emocionalmente cuando se vé en medio de un aparcamiento a la espera de que el día transcurra sin poder entrar en su domicilio. «Lo único que quiero es estar en mi casa, lavarme el pelo, ducharme, cambiarme de ropa y de zapatos y comerme un potajito de los míos».

A la pregunta de si la noche se le ha hecho muy larga, responde sin pensar: «Sí, eterna», mientras su hija apunta que no ha parado de llorar, «...que me vea en esta situación..., es que no me lo creo, no puede ser», balbucea apartándose las lágrimas.

Sin embargo, todo no pinta tan negro en el futuro de esta afectada por el síndrome de Sensibilidad Química Múltiple, ya que una trabajadora social del Ayuntamiento de Torrent le ha comunicado que el municipio abonará su estancia en un hotel hasta que pueda regresar a su domicilio, según indica la enferma a este periódico, un dato pendiente de confirmar por la concejalía de Bienestar Social.

Hotel en Benicarló

La idea de Inma es instalarse en un hotel de Benicarló, donde estuvo hace dos años cuando asistió a la boda de una prima suya, que adecuó completamente una habitación incluida limpieza con bicarbonato de cortinas y ropa de cama y retirada de cuadros y mobiliario innecesario para ofrecerle un alojamiento con todas las garantías.

No obstante, la afectada estima que todavía tendrá que dormir un par de noches dentro del coche, pues su hija tiene que concluir algunas faenas domésticas pendientes en el domicilio y preparar el equipaje de ambas.

Catorce años viven Inma y Estefanía en la casa de Torrent, de donde han tenido que salir precipitadamente para evitar que a la enferma se le agudicen los síntomas al entrar en contacto con las sustancias volátiles de la pintura, como indica el diagnóstico del hospital General que informa que la exposición a productos químicos en la vida cotidiana, que en otras personas no produce manifestación clínica, a ella le provoca sintomatología respiratoria, irritación de mucosas, ansiedad, hipertensión y un empeoramiento del síndrome de fatiga crónica que también padece.

En el tratamiento a seguir, el especialista le recomendó que evitara los productos químicos de su entorno habitual incluidos los de pintura, que ha sido lo que ha desencadenado el éxodo de Inma y su hija.